Por: Harold Salamanca.
El modelado matemático se ha convertido en una herramienta esencial en la formulación de políticas de salud pública. Su capacidad para predecir el impacto de diversas intervenciones ha sido fundamental para la toma de decisiones sobre escenarios prospectivos, especialmente en la prevención del cáncer de cuello uterino mediante la vacunación contra el Virus del Papiloma Humano (VPH).
El modelado matemático no solo se ha destacado en la respuesta a brotes de enfermedades como el COVID-19, sino que también ha guiado programas de prevención del cáncer. En particular, el modelado ha demostrado ser invaluable para simular el impacto de diferentes estrategias de detección y vacunación, ofreciendo estimaciones detalladas de costos, vidas salvadas y posibles daños asociados.
Un ejemplo significativo es el trabajo realizado por el King’s College de Londres. A través del ensayo YouScreen, los modelos matemáticos ayudaron a determinar que las pruebas primarias del VPH son más efectivas y rentables que otras técnicas de detección. Este hallazgo no solo influyó en la transición de la detección con citología a la detección primaria del VPH en Australia, sino que también sirvió para actualizar las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), promoviendo el uso del VPH como prueba principal en 78 países de ingresos bajos y medios.
La integración de modelos matemáticos en la toma de decisiones permite a los responsables de políticas visualizar el impacto a largo plazo de sus decisiones. Por ejemplo, el Consorcio de Modelado de Eliminación del Cáncer de Cuello Uterino predijo que se podrían prevenir 72 millones de casos y 63 millones de muertes en los próximos cien años si se alcanzan los objetivos de eliminación de la OMS.
En Colombia, adoptar esta metodologías sería un paso definitivo hacia la toma de mejores decisiones en política pública en salud, incluida la eliminación del cáncer de cuello uterino. Al utilizar modelos matemáticos, podríamos simular el impacto de diferentes estrategias de prevención y detección, adaptando las mejores prácticas globales a nuestro contexto local. Esto no solo garantizaría la efectividad y rentabilidad de las intervenciones, sino que también proporcionaría una base sólida para justificar la inversión en programas de salud pública. El uso de esta herramienta, respaldada por ciencias exactas aseguraría que cada decisión tomada fuera costo efectiva y orientada a lograr el máximo beneficio para nuestra población. haroldsalamanca@fundacionsalbo.org