Por: Harold Salamanca
Con una coyuntura especial de la economía local, que claramente no se puede atribuir 100% a la elección del nuevo presidente, sino, que también tiene un componente de influencia de la afectación de la economía de las grandes potencias mundiales, inicia el gobierno del presidente Petro, lo que será su gestión de la hacienda pública. Lo más preocupante, de esta situación, sin duda, es la tasa de cambio absolutamente descontrolada y al alza, que genera un efecto inflacionario, que, se estima al cierre del mes de julio sobrepasará el 10%, que seguirá castigando de manera directa el bolsillo de los colombianos, como resultado del alza en el precio de los insumos que son importados, que se utilizan para la producción de bienes que están a merced del precio del dólar.
Para entender, lo que sería su dinámica, vale la pena, analizar algunos factores determinantes a la hora de fijar la política macroeconómica de país:
i) La capacidad de la nación, para adquirir empréstitos que financiaran la política social, con los cuales se ganó la presidencia de la república. Los empréstitos internos financiados con TES (Títulos de deuda pública), que son la principal fuente de financiación del país, no deberían tener dificultad por el reconocimiento que tiene el mercado y por las tasas de interés que los hacen apetecibles para los inversionistas locales y extranjeros. Los empréstitos de fuentes internacionales, solamente, se deberían utilizar los recursos del BID por el costo del dinero, y definitivamente habría que renunciar por ahora a la emisión de bonos en el exterior en dólares, por el riesgo cambiario, que afecta directamente a quien los respalda y paga, para este caso el gobierno de Colombia.
ii) La reducción del déficit fiscal, que, aunque se ha disminuido sigue siendo muy alto, obliga la aplicación permanente de la regla fiscal (meta de disminución de la deuda pública).
iii) El crecimiento del recaudo fiscal por los cambios que se pretenden a través de la reforma tributaria, donde se impactarán según el nuevo ministro a las personas naturales con ingresos mensuales superiores a 10 millones de pesos, y se castigará más severamente la evasión y la elución de impuestos. Por donde se mire, el nuevo gobierno tiene el gran desafío de determinar la política macroeconómica con el tino necesario, porque, tanto el país como la economía mundial caminan por la delgada línea que existe entre la inflación y la recesión.
