Diario del Huila

El gravísimo problema de la deserción escolar

Abr 9, 2024

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Por: Carlos Tobar

Según noticias de prensa basadas en declaraciones oficiales de la secretaría de educación municipal, entre el año pasado y este 2024, “más de 4.000 jóvenes no volvieron a clases en Neiva”. La matrícula bajó de más de 52.000 a 48.600 estudiantes. Una situación que, preocupa a las autoridades educativas que han diseñado un plan para recuperar los estudiantes perdidos. A hoy no sabemos los resultados de esa campaña.

Lo cierto es que la tendencia de la deserción escolar viene creciendo a lo largo de la última década. Año tras año, por distintas razones, miles de jóvenes se retiran del sistema educativo formal, tanto público como privado. Y, no solamente en los niveles básicos, es también un problema que se agudiza, incluso, en la educación superior.

Pero, volvamos a la educación básica de la ciudad. ¿Por qué esta tendencia creciente a la deserción del sistema educativo? ¿Si la sociedad comúnmente acepta que la educación es una condición fundamental para superar la pobreza y la desigualdad, por qué ese desánimo en algunos sectores sociales? ¿Muchos de ellos los más pobres y marginados? ¿Cuáles son las razones económicas, sociales, culturales o de otro tipo que pesan para que en muchas familias o jóvenes no sea atractivo el sistema educativo?

Empecemos por decir que, en cierta medida es una consecuencia de las condiciones de pobreza y marginalidad de amplios segmentos de la sociedad. Cuando en las estadísticas oficiales reconocemos que más del 50% de los trabajadores son informales, particularmente trabajadores por cuenta propia, es decir, que a diario tienen que salir “a buscarse la vida”, como se dice coloquialmente, hay propensión a desatender aspectos como la educación de los hijos. Que, muchas veces deben “ayudar” a sus padres o acudientes a solventar necesidades más urgentes como la alimentación o la vivienda.

Aunque se han generalizado subsidios estatales como familias en acción son en la práctica limitados, y aun deformadores de valores sociales como el trabajo. El mejor subsidio es el trabajo digno con ingresos justos. Pero, esa es precisamente la mayor carencia social del país.

El otro problema grueso es la situación real del sistema educativo. La verdad es que los faltantes de recursos para financiar de manera debida el sistema educativo público a todos los niveles, son inmensos. Por esas limitaciones, no solo la infraestructura educativa funciona en condiciones deplorables, sino que lo peor es que la formación de los docentes y las condiciones en que deben desarrollar su labor educativa, son antipedagógicas.

Cuando un docente debe atender grupos de jóvenes excesivamente grandes, es inevitable que no los pueda atender a todos de manera eficiente. Prestará atención a la minoría más avanzada y el resto se perderá en el farragoso mundo de las evaluaciones.

Enseñar es de las tareas más difíciles. Exige dedicación exclusiva, con atención personal a cada estudiante, con sus particularidades, un tema que preocupa a los verdaderos maestros y, que debe ser atendido debidamente por el estado. Hay que apoyar a los docentes en sus necesidades de remuneración adecuada, capacitación permanente y apoyos suficientes en su labor pedagógica.

¿Estamos trabajando en ese derrotero?

Neiva, 08 de abril de 2024

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