Aníbal Charry González
Con la histórica y copiosa votación sin antecedentes por un movimiento progresista como el Pacto Histórico, que lo posicionaron como la primera fuerza política en nuestra capital y la segunda en el departamento, la ciudadanía de nuestra empobrecida y atrasada región despertó de su marasmo politiquero con los partidos tradicionales y el recalcitrante uribismo para quebrar su estéril hegemonía, que prácticamente nada le aportó a los huilenses para su desarrollo económico y turístico, al punto que nada importó, salvo a los mismos politiqueros, que nos hayamos quedado sin senadores por su incompetencia para actuar unidos con el fin de obtener obras públicas de envergadura como ocurre en otras regiones, que permitan sentar las bases de ese urgente desarrollo que se ha convertido en una quimera, precisamente por andar ocupados en asuntos de politiquería y clientelismo electoral.
Ha sido tan precaria su actividad para jalonar obras públicas que aporten al desarrollo regional a lo largo de su historia, -que todavía recuerdo un titular de la desaparecida revista Alternativa en el gobierno de Misael Pastrana que decía “el Huila con dos presidentes y en la olla”, haciendo referencia a que Rafael Azuero también fue presidente encargado en ese período, y sin embargo muy poco obtuvimos para nuestro desarrollo-, lo cual se mantiene hasta nuestros días, pues como lo dije en esta misma columna, la mayor obra que recibiría el Huila en este gobierno incompetente de Duque, sería el otorgamiento al inútil y pérfido senador Macías de la Cruz de Boyacá envileciendo la destacada condecoración.
Y me voy a referir a una sola obra pública que pudimos tener en el segundo gobierno de Uribe como lo era el corredor férreo central, el más importante para la competitividad en el Valle del Magdalena, que salía de Villavieja y nos conectaba con Santa Marta con dos ramales a la Sabana de Bogotá y Antioquia, cuya licitación fue adjudicada pero posteriormente abortada -cosa rara- por corrupción, con la promesa de que posteriormente sería nuevamente adjudicada, lo cual no ocurrió y a ninguno de los congresistas se les pasó por la cabeza exigir al Gobierno que cumpliera con esa obra que le hubiera significado auténtico desarrollo para el Huila.
Tuve oportunidad de hablar en su momento con el senador Hernán Andrade para que se ocupara del tema, y con su hermana la fallida senadora Esperanza Andrade, pidiéndole que le exigieran a este nuevo gobierno de Uribe en cuerpo ajeno hacer realidad la obra prometida, cuando una de las metas de este también fallido gobierno en el Plan Nacional de Desarrollo era la ampliación del corredor férreo, y no fue posible que en forma unida incluyeran la obra por la ineptitud de los congresistas que bien merecida tienen su suerte electoral, por lo que tocará con Petro presidente que el pueblo huilense organizado, que votará masivamente para que sea elegido en primera vuelta, nos haga realidad las obras públicas que necesitamos para nuestro progreso y desarrollo, ante la inutilidad e indolencia secular de nuestros politiqueros congresistas.
