El titulo de mi columna de esta semana se refiere a la situación de oscurantismo en que han sumergido al Departamento las anteriores administraciones, iniciando ese oscuro periodo, a partir del año de 2.004 cuando llego a regir los destinos del Huila, el exsenador, exministro, exdirector de Incora, exrepresentante a la cámara, exdiputado, exalcalde de Neiva, exalcalde de Rivera, exconcejal el señor Rodrigo Villalba Mosquera. Por todos esos títulos, se creyó que podría ser el mejor, pero eso no ocurrió, todo lo contrario, fue el principio de la debacle para la región.
Comenzamos a ver que las obras no se terminaban y que los presupuestos asignados se quedaban a mitad de camino, y salieron a flote la primeros “elefantes blancos” y los escándalos en materia de gasto público no se hicieron esperar, como ocurrió en el Hospital General de Neiva, cuando su director fue enviado a la cárcel.
A partir de ese momento el Huila, anteriormente reconocido como un departamento de gente honrada, empezó a figurar en los informes de la Contraloría General de la Republica como un departamento corrupto. Al cabo del año 2.018 en el informe anual de la Contralia General de La República se publicó, que el Huila ocupaba el puesto 10 como región corrupta y que las pérdidas de recursos del presupuesto eran de $35.000 millones al año. En 10 años se perdieron $350.000 millones de pesos de dineros de las regalías.
A Villalba lo sucedió el señor Luis Jorge Pajarito Sánchez quien termino sancionado por la Procuraduría General de la Nación.
Al Pajarito, curiosa manera de ganar unas elecciones cuando decidió cambiar su apelativo ante notario público por el remoquete de “pajarito” con el que políticamente se conoció a su ilustre progenitor, el Dr Álvaro Sánchez Silva, lo sucedió la señora Cielo González Villa quien venia de ser alcaldesa de la capital, pero la “heroína”, no pudo finalizar su periodo porque fue destituida por la Procuraduría de la Nación y mas tarde sancionada por un juez de la republica que la condeno a 6 años de prisión.
En el interregno, Villalba Mosquera, el gran mentor de la familia González Villa con la que ha venido, desde entonces, montando la “Checa”, presento en las elecciones atípicas, para suceder a Cielo, al señor Carlos Mauricio Iriarte Barrios. Negros recuerdos tienen algunos contratistas de la gestión de Iriarte en materia de contratación de obras de pavimentación y de rehabilitación de carreteras en el circuito turístico de San Agustín, entre otras, es el caso de la vía San Agustín Obando, contratada por más de $ 11.000 millones de pesos, pagado el anticipo de $ 5.000 millones de pesos, pero la obra nunca se ejecutó como se había previsto.
A Carlos Mauricio lo reemplazo el mas embaucador de todos los anteriores, el señor Carlos Julio González Villa, capo de capos, encantador de serpientes, mentiroso y desvergonzado. Su eslogan fue: “El camino es la Educación”, si, evidentemente ese fue el camino para que se esfumaran del presupuesto más de $35.000 millones asignados a los Mega colegios de la felicidad, y así muchas otras obras y contratos, con cifras escandalosas. Podríamos estar hablando de más de $300.000 millones de pesos en obras inconclusas. ¿Qué pasa, señor Fiscal?
El actual gobernador, el señor Luis Enrique Dussan es también ficha política de Rodrigo Villalba, y según críticos y analistas, su gestión ha sido mediocre, tímida, o tal vez, precavido cuidándose de no terminar enredado como los anteriores. Al ingeniero Dussan, aun le damos el beneficio de la duda. De ese oscuro e insondable agujero negro, tenemos la obligación de salir, eligiendo un gobernador, sin sospecha alguna, profesional Joven, comprometido con el desarrollo económico de la región, atento a la situación los campesinos, en especial de las 92.000 familias cafeteras del Departamento, y ahí, se erige la figura inteligente, serena, amable, humilde, honesta y confiable del Dr Edwin Valencia Rodríguez, excelente candidato a la gobernación e inmejorable administrador para sacar al Huila del ostracismo y de la vergüenza.
