Por:
Javier Ernesto Monje Escobar |
El departamento del Huila enfrenta una devastadora ola de incendios forestales que ha puesto en riesgo vidas humanas, el ecosistema y el patrimonio de nuestra región. Angustiados y desesperados, exigimos una respuesta inmediata por parte del gobierno nacional, sin embargo, la respuesta ha sido tibia y tardía, demostrando mala gestión y falta de interés en la tragedia que nos está consumiendo, ¿dónde está el gobierno que lucha incansablemente contra el cambio climático?
Es indignante que hayan tenido que pasar cuatro días de destrucción, con los habitantes literalmente suplicando de rodillas, para que el gobierno decida enviar un solo helicóptero que, por sí solo, es insuficiente ante la cantidad de incendios que estamos enfrentando. Más de 16.000 hectáreas han sido consumidas por el fuego, en su gran mayoría pertenecientes al municipio de Palermo, donde las llamas por poco alcanzan el casco urbano. Esta respuesta tardía y negligente no solo refleja una falta de planificación y previsión, sino también un desprecio por la seguridad y el bienestar de los huilenses.
A pesar de los esfuerzos de la Gobernación, las Alcaldías, Bomberos, Cruz Roja, Policía Nacional, Ejercito Nacional y voluntarios, los cuales han puesto todo su empeño en controlar esta calamidad, la realidad es que los incendios se salieron de control y duele en el corazón ver todo lo que han consumido, nuestra fauna hoy se encuentra vulnerable y hay luto por la muerte de muchas especies. Los incendios no son eventos inesperados; son fenómenos que, lamentablemente, se presentan con mayor frecuencia debido al cambio climático y la deforestación descontrolada. Un gobierno verdaderamente comprometido con la seguridad de sus ciudadanos debería tener un plan de acción claro y efectivo para actuar de manera inmediata y eficiente en estas situaciones de emergencia.
Lo que resulta más desconcertante es que cuando los cerros orientales de Bogotá ardían en llamas, se desplegaron todos los esfuerzos posibles según lo informado por la fuerza aérea colombiana y la UNGRD; Sin embargo, al departamento del Huila le figuró esperar, ¿esperar a que el daño fuera mayor? ¿esperar a que no quedará nada más por quemar? Esta discriminación entre las regiones no puede ser posible y esto el Huila no se lo puede perdonar al presidente Gustavo Petro.
El Huila necesita más que un helicóptero, necesita un plan de acción que incluya recursos suficientes para la mitigación de incendios, así como programas de prevención y reforestación. Es fundamental que el gobierno nacional reconozca la gravedad de esta situación y asuma la responsabilidad que le corresponde. No podemos seguir enfrentando estas catástrofes con recursos insuficientes, mientras al gobierno le importa más solucionar problemas a otros países. No podemos ignorar esta falta de compromiso, necesitamos alzar nuestras voces y exigir lo que realmente merecemos. El Huila está ardiendo, y el gobierno no puede menospreciar esta problemática y las llamas que consumen nuestra tierra y nuestras esperanzas.
No queda más que agradecerle a quienes de verdad tienen sentido de pertenencia, a quienes aman esta hermosa tierra, a quienes dan su vida tratando de apagar las altas llamas, a todos los voluntarios. El Huila les agradece ese sacrificio, pues gracias a su valentía, compromiso y amor por nuestra región, no todo se ha perdido. Ustedes son los verdaderos héroes en esta tragedia.