El incendio arrastró con todo en Ibaimaka. Luego de casi dos semanas desde que ocurrió el incendio, la familia Toledo Osorio, propietarios de la finca Ibaimaka, espera apoyo por parte de los gobiernos municipal y departamental. Las pérdidas han sido incalculables, sobre todo por la incineración de 14 panales de abejas, fundamentales para el ecosistema. Según gestión del riesgo del Huila, 20 municipios han sido afectados por incendios en esta temporada.
DIARIO DEL HUILA, Primer Plano
Por: Gustavo Patiño
El 17 de agosto de 2024 será una fecha difícil de olvidar para Marcela Toledo Osorio y su familia, propietarios de la Finca Ibaimaka en la vereda El Callejón del municipio de Aipe. Ese día, un devastador incendio arrasó con gran parte de su propiedad, llevándose consigo no solo el arduo trabajo de años, sino también una pieza fundamental del ecosistema de la región: las abejas. Los panales, que eran esenciales para la polinización en el ecosistema de bosque seco tropical característico de la zona, fueron consumidos por las llamas, dejando un vacío ecológico que tardará años en recuperarse.
El incendio
El incendio comenzó en la mañana del sábado 17 de agosto, alrededor de las nueve de la mañana. «Nos llamaron para avisarnos que había un incendio cerca», relata Marcela Toledo, quien en esos momentos se encontraba en Neiva. A las 10:15 a.m., sus padres llegaron al lugar. Y aunque las llamas aún no habían alcanzado su propiedad, el peligro era inminente debido a la presencia de la palma de cuesco. Una especie nativa que, al quemarse, explota y lanza fragmentos ardientes a gran distancia. «Eso aceleró más el incendio», añade Toledo, con una mezcla de resignación y tristeza en su voz.
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A pesar de los esfuerzos iniciales de los bomberos, que contaban con personal limitado debido a permisos y otros compromisos, las llamas se descontrolaron rápidamente. «Vinieron, hicieron lo que pudieron, pero ya se había salido de control», explica Toledo. El incendio se originó en dos lotes adyacentes a la finca. Donde la falta de mantenimiento y la acumulación de material seco, como ramas caídas, sirvieron como combustible para el desastre.
Las pérdidas
El saldo fue devastador: «Se nos quemaron 150 árboles de limón que estaban listos para su primera cosecha. De las 15 colmenas que teníamos, 14 fueron destruidas; solo una se salvó, pero también estaba afectada», comenta Toledo. Además, 16 aves murieron asfixiadas por el humo. Y aunque el corral y el galpón de la finca no se incendiaron gracias a la ayuda de los vecinos, las pérdidas fueron significativas. «Se quemaron mangueras, una motobomba, y varias plantas de plátano y frutales que habíamos sembrado. Fue una pérdida total».
La pérdida de las colmenas no solo representa un golpe económico para la familia Toledo, sino que también tiene serias implicaciones ecológicas. Las abejas son polinizadoras clave en el ecosistema del bosque seco tropical, una de las ecorregiones más amenazadas del mundo. La ausencia de estas abejas podría afectar la regeneración natural de plantas y árboles en la región, exacerbando la desertificación y afectando la biodiversidad local.
«Estábamos a punto de cosechar la miel cuando ocurrió el incendio», señala Toledo. Enfatizando que la apicultura no solo es una fuente de ingresos para la familia. Sino también una actividad esencial para el mantenimiento del equilibrio ecológico en la zona. «Es muy duro ver cómo todo lo que habíamos logrado con tanto esfuerzo se perdió en cuestión de horas».
Incendios en 20 municipios
La tragedia en la Finca Ibaimaka no es un caso aislado. En las últimas semanas, el departamento del Huila ha sido testigo de numerosos incendios que han afectado vastas áreas de cobertura vegetal. Incluyendo pastizales, rastrojos y bosques secos tropicales. Orlando Garzón Garzón, coordinador del proceso de Manejo de Desastres de la Oficina de Gestión del Riesgo de Desastres del Huila. Ha estado monitoreando de cerca la situación. «Hemos tenido diferentes reportes durante el fin de semana. Seis incendios de cobertura vegetal en tres municipios del departamento, entre ellos Neiva, Rivera y Garzón», informa Garzón.
En total, durante la segunda temporada de menos lluvias. Se han registrado 143 situaciones de emergencia relacionadas con incendios en 20 municipios del Huila, afectando aproximadamente 1,365 hectáreas. La mayoría de estos incendios han ocurrido en la zona norte del departamento, donde las altas temperaturas y los fuertes vientos han exacerbado la situación.
Las causas de estos incendios son variadas, pero en su mayoría están relacionadas con actividades humanas. «Generalmente, estos eventos se ocasionan por actividades derivadas de la mano del hombre, como la ampliación de la frontera agrícola, quemas controladas con fines agropecuarios. O incluso fogatas mal apagadas en salidas a campo abierto», explica Garzón.
Sin bomberos
La situación con los incendios se hace más complicada ante la ausencia de convenios con bomberos en varios municipios. El capitán Edison Fernández, delegado departamental de Bomberos del Huila, ha señalado que esto limita gravemente la capacidad de respuesta ante emergencias como incendios forestales. El caso más alarmante es el de Hobo, donde la administración municipal no ha firmado el convenio con los bomberos. Dejando a la localidad sin un servicio de emergencia fundamental. «La Administración Municipal de Hobo no ha querido entender la importancia de suscribir el convenio con esta entidad. Y esta localidad no cuenta con este servicio de emergencia», destaca Fernández.
Además, otros municipios están cerca de perder el servicio debido a la expiración de sus convenios actuales. «El pasado fin de semana finalizó el convenio que tenía el municipio de El Agrado. Y estamos a la espera de que se firme uno nuevo. Igual situación vive El Pital. Y así tenemos 14 localidades donde estamos a la espera de que las administraciones apropien los recursos para garantizar el servicio en 2024», añade Fernández.
La falta de convenios no solo pone en riesgo a las comunidades, sino que también complica las labores de los cuerpos de bomberos. Que dependen de estos acuerdos para financiar sus operaciones. «Hay limitaciones económicas en algunas localidades, y a otras les falta voluntad político-administrativa para firmar estos pactos. Ya hemos empezado a cerrar operaciones en algunas estaciones porque no hay dinero que garantice la movilidad de los vehículos», advierte Fernández.
Sin ayudas estatales
Para Marcela Toledo y su familia, la recuperación será lenta y costosa. «Después del incendio, el domingo vinieron de la Alcaldía y nos dejaron cuatro pacas de heno. Para las novillas porque nos habíamos quedado sin pasto», recuerda Toledo. Sin embargo, la ayuda ha sido insuficiente para cubrir las pérdidas sufridas. «Hasta ahora nos han dado 10 pacas de heno en total, pero no hemos recibido ayuda significativa para reforestar o recuperar lo perdido», lamenta.
A pesar de todo, Toledo y su familia no pierden la esperanza. «Hemos recibido colaboración de la familia, y mis padres cancelaron todo para venir a ayudarnos ese día. Nos ayudaron a que el incendio no avanzara más, pero ya cuando llegaron la finca estaba un 90% quemada», relata.
La familia está considerando realizar alguna actividad para recaudar fondos y poder reinvertir en la finca. «Me gustaría hacer alguna actividad, pero por ahora hemos tenido la cabeza en cómo subir agua a la finca. Para los animales que nos quedaron y para volver a sembrar», comenta Toledo.
La tragedia en la Finca Ibaimaka subraya la necesidad urgente de mejorar la prevención y la respuesta ante incendios forestales en el Huila. Orlando Garzón Garzón insiste en la importancia de que los entes territoriales y la comunidad en general estén preparados para enfrentar estos eventos. «Es crucial que los municipios intensifiquen las acciones de monitoreo, vigilancia preventiva y preparación para atender cualquier situación», señala Garzón.
Las alertas continúan
El Gobierno Departamental también está trabajando para que los alcaldes entiendan la responsabilidad que tienen en garantizar la prestación del servicio público de bomberos en cada localidad. «Estamos adelantando un trabajo importante para que las administraciones municipales suscriban los convenios necesarios con los cuerpos de bomberos. Y aseguren los recursos para 2024», asegura Garzón.
Mientras tanto, las alertas continúan. Según el boletín 725 del IDEAM, cuatro municipios del Huila, entre ellos Neiva, Palermo, Rivera y Yaguará. Están en alerta roja por la probabilidad de incendios en la cobertura vegetal. Otros municipios como Aipe, Villavieja y Tello están en alerta naranja, mientras que siete municipios, incluyendo Campoalegre y San Agustín, se encuentran en alerta amarilla.