Las familias católicas empezaron anoche la celebración de la navidad, alrededor del pesebre mediante la celebración de la novena de aguinaldos, donde se unifica la alegría y el regocijo a través de la integración de los miembros de las comunidades, mediante sus oraciones al Niño Dios, junto con la entonación de diversos villancicos, que hacen apología a este gran acontecimiento, que se gestó al inicio de la era cristiana. Igualmente, la expectativa que se genera en el arbolito de navidad, con la llegada esperada de la lluvia de regalos en la noche del 24 de diciembre, cuando se celebra el nacimiento del Divino Niño, donde tenemos la oportunidad de compartir la cena y las alegrías que incitan a un cambio de actitud y del comportamiento de los seres humanos por la generosidad que nace de nuestros corazones.
La celebración de la navidad ha venido transformándose a través de los tiempos pretéritos y actualmente la que se celebra con nuestras familias y allegados, tiene sus orígenes en el siglo XIX, donde se popularizaron la decoración del arbolito de navidad y el intercambio de regalos entre los miembros de la familia. Estos días debemos aprovecharlos para convertirlos en el más grande acontecimiento que nutre el espíritu de cada uno de nosotros, para apoyar a los más necesitados, brindándole todo nuestro cariño y la generosidad para compartir algo de los bienes materiales que poseemos, haciéndonos sentir más orgullosos de poder habitar este hermoso mundo, y asì lográramos con nuestro accionar, contribuir a ser más equitativos.
Es indispensable que las familias sigan tomando las precauciones necesarias para evitar el uso de la pólvora que han dejado más de un centenar de niños quemados. Igualmente debemos seguir atendiendo las recomendaciones que nos brindan las autoridades sanitarias para contrarrestar la velocidad de transmisión del virus del Covid. Hay que tener mucho cuidado con el consumo de productos procedentes de los países asiáticos, especialmente el gastronómico y etílico, que han provocado en otrora, intoxicaciones a muchos colombianos porque en el país no existen los suficientes controles de las autoridades gubernamentales.
Si pensáramos en la Colombia de 2021 de enfrentamientos sociales, como la protagonista de una historia navideña y de la pandemia más critica que ha vivido la sociedad colombiana durante el presente siglo, podríamos imaginarla redescubriendo la compasión y la solidaridad. Por esa vía, la de humanizar, al contrario, la de entender que el otro a la larga, busca la misma paz y el mismo reconocimiento de su propia vida y lucha, también podrían los gobernantes acercarse a sus gobernados, podrían los escépticos comprender las causas de aquellos que reclaman sus derechos, podrían seguirse asumiendo, como se ha hecho hasta ahora.