Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa
“Vamos a ganar por la buenas o por las malas”, fue la expresión utilizada por Nicolás Maduro a vísperas de celebrarse las elecciones en el vecino país, y así lo ha venido cumpliendo.
La atención mundial ha estado puesta en el acontecer político de Venezuela, y por ello, mandatarios de diferentes naciones se han pronunciado para pedir que sean publicadas las actas de los escrutinios realizados tras la jornada electoral del pasado domingo 28 de julio; no obstante, el manejo subrepticio dado por parte del gobierno nacional y de las autoridades electorales ha dilatado dicha socialización de los verdaderos resultados, mientras las calles de Caracas y de otras ciudades importantes se bañan de sangre de quienes simpatizan con los movimiento que hacen parte de la oposición al régimen de Maduro Moros y se han volcado a las diferentes avenidas a protestar.
Es lamentable y genera verdadera tristeza que el pueblo venezolano tenga que afrontar tan delicada situación, pero lo más deplorable es que no se avizore un futuro favorable para ellos.
Aunque el gobierno de los EEUU se expresó diciendo que existe una “abrumadora evidencia” que Edmundo González Urrutia fue el gran vencedor de las contiendas, y otros países como Uruguay, Perú, Costa Rica y Ecuador se sumaron a la extensa lista de países que reconocen al opositor como el triunfador, en Venezuela prevalece un resultado adverso.
Asimismo, el Centro Carter, uno de los veedores acreditados por el Consejo Nacional Electoral, declaró que el proceso “no se adecuó a los parámetros y estándares internacionales de integridad”, siendo este organismo un ente probo y competente para hacer seguimiento a estos procesos y garantizar su transparencia.
Lo cierto es que lo que se viene para este país no es nada fácil y lo más posible es que Nicolás Maduro se atornille al cargo con el apoyo de Rusia, China, Cuba y Bolivia, entre otros; muy a pesar de un evidente fraude electoral.
De quedarse Maduro en el poder, estaría hasta el año 2030, es decir que las generaciones nacidas desde finales del siglo XX, no tendrán la posibilidad de conocer otro modelo de gobierno y tendrán que adecuarse a esta dictadura, o proceder de la misma manera que millones de compatriotas suyos, migrar a otras naciones tratando de construir un mejor futuro para ellos. Deplorable pero real.