Producto de la corrupción y la violencia que nos arrasa desde hace mucho rato sin que encontremos la manera efectiva de combatirlas para al menos reducirlas a sus justas proporciones, como dijera un expresidente de ingrata recordación y uno de los más grandes impulsores del clientelismo electoral corruptor, nos hemos convertido estérilmente en expertos anticorrupción y en violencia, haciendo realidad lo que con acierto afirmara García Márquez, de que somos conscientes de nuestros males pero nos hemos desgastado combatiendo los síntomas mientras las causas se eternizan, y prácticamente inviables como sociedad pacífica y civilizada donde campean todas las formas de corrupción y de violencia.
Pues bien: precisamente la Misión de Expertos después de un trabajo de casi 10 meses, ha concluido, después de hacer el diagnóstico de siempre sobre los males de vieja data que aquejan a este descaecido país, agudizados por pésimos gobiernos y la inacción de la clase política nefasta que nos mal dirige para resolver de fondo esta sucesión de males, que resulta indispensable, como no, tomar cartas serias en el asunto “…del mal uso de los recursos públicos y del enriquecimiento ilícito por parte de quienes le meten la mano al erario, están en juego la marcha de la economía, la destrucción del tejido social y la propia legitimidad de la democracia”, agregando que “…Permanecer en ese círculo vicioso puede acabar confirmando aquel aforismo según el cual “.toda situación por mala que sea, es susceptible de empeorar”. Y desgraciadamente como pintan las cosas ante la falta de liderazgo político y una propuesta de reformas de fondo para allá vamos.
Y es que la Misión identifica como lo sabemos hasta la saciedad, el hontanar de nuestros males, o más directamente el mal de males que nos carcome en forma de cáncer metastásico cuál es la corrupción, representado en “…tres agentes corruptores: redes clientelares entre sector público y privado, grandes intereses económicos y grupos criminales violentos” -que tienen origen en el sistema electoral pervertido que tenemos como reiteradamente lo he sostenido en esta página, que ha permeado todas las ramas del poder público y los organismos de control convertidos en fichas de la clase política, que ha desembocado a su vez en la más rampante impunidad estimulando el crimen y el robo sistemático al erario- , sin que nadie proponga ahora que estamos a puertas de elegir un nuevo Congreso y un gobierno nacional los remedios radicales para extirpar este cáncer que ha invadido toda la vida nacional.
Que sólo se puede extirpar con una extensa cirugía de la mano también de un intenso tratamiento de radioterapia y quimioterapia política que nadie quiere proponer que no puede salir de los mismos que han hecho posible el tumor de tumores que es la corrupción, sino con la participación masiva de la ciudadanía para que efectivamente se hagan esas profundas reformas que estamos necesitando, para no seguirnos desgastando combatiendo los síntomas de este cáncer mientras sigan vivas sus causas, que sin ambages tienen su origen en la clase política corrupta que nos ha gobernado tanto tiempo.
