El mal moral es un absurdo; el mal no tiene lógica, -es que no está en los planes de Dios-. El mal es consecuencia de la soberbia de la criatura más grande de la creación: el HOMBRE (en español, hombre se aplica al varón y a la mujer). El bien, por el contrario, tiene lógica, por eso se explica fácilmente. El mal es como un alucinógeno, que sabe y huele agradablemente, pero me causa adicción, me quita la libertad, me hace esclavo, me afecta las neuronas, por ende, me afecta la salud, etc., etc. Así es el mal, se me presenta como un bien, para que yo caiga en él. El malvado se viste de ángel de luz, como el demonio: conquista con el engaño y la mentira; como un encantador de serpientes, conquista al cliente con su música alucinadora y cuando ya tiene a su víctima en sus manos, hace de ella cuanto se le antoja. Cuidado con quien te adula sin fundamento, ¿qué busca? Como afirma la sabiduría popular: interés, cuanto valés. El que vive hablando mal del otro, mañana hablará mal de ti. El malvado es tan sagaz que sabe cuándo da el zarpazo. Ahora en esta época preelectoral, cómo se maneja el discurso, todo para satisfacer al cliente. ¡Cuidado! El que miente una vez, sigue mintiendo. Por favor, sé audaz, ten criterio, no te dejes cautivar por lo primero que escuchas, analiza antes de tomar una decisión; no seas incauto, hay mucha maldad en el mundo. La gente honesta cree que todos son como ellos, ¡cuidado!, detrás de la lisonja viene la exigencia. Según la Palabra de Dios, el demonio se viste siempre como un ángel de luz. En el manejo de la afectividad, ¡cuánto engaño! En esto hay mucha ingenuidad. Ten cuidado con las palabras dulces sin contexto y sin historia; no te dejes manejar por la primera sirena que escuches, analiza y toma distancia. Cuidado dejas al descubierto tu zona débil, la puede aprovechar el malvado que está al acecho. Por eso, rodéate de gente honesta y entonces tendrás seguridad; maneja con donaire y altura tu vida, ten autoestima, tú vales mucho, tienes dignidad, no te dejes pisotear; huye del que pretende humillarte. Acudamos a ese poema hermoso, llamado Desiderata: “Esquiva a las personas ruidosas y agresivas. Son un fastidio para el espíritu. Si te comparas con los demás resultarás vano y amargado; pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú. Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera, por humilde que sea. Ella es un verdadero tesoro en el caminar de los tiempos”. ¡Qué hermoso mensaje!, ¿verdad? La vida es un arte como decía el sabio Epicteto, hay que saberla vivir; no sea que nos coja la vejez con los pantalones abajo. Por favor, conjuga el verbo prever, para que nada te sorprenda. Planifica tu tiempo para que te sea rentable. No te dejes llevar por el que más ruido hace; las carretas vacías hacen ruido, las pesadas no se sienten. Las personas malvadas están llenas de toxicidad, cuídate de ellas.