La humanidad no había visto tan de cerca la gestación de una guerra que pueda involucrar a todo el hemisferio. Paso a paso hemos seguido el conflicto ucraniano y al instante se transmite todo lo que va sucediendo y se comentan los sucesos por las redes sociales.
La vocación de Rusia por Ucrania era evidente, por ello se tomó fácilmente hace algunos años, la península de Crimea. Y ahora pretende tomarse todo el país, o por lo menos poner un gobierno pro ruso. Este territorio es estratégico para Rusia, además de ser una despensa agrícola para producir los granos que no se dan en sus gélidos territorios, es indispensable para el paso de sus ductos de gas y petróleo hacia sus consumidores en Europa occidental. Ucrania es su salida obligada al mar negro, la única posibilidad de utilizar el mar para su conexión con los mercados mundiales y darle salida a su flota marítima, puesto que los del Ártico se mantienen congelados.
Los argumentos para la invasión, son artificiales; se viola el derecho internacional y la carta de las Naciones Unidas; no es cierto que esté amenazada la seguridad de Rusia, ni que haya un genocidio, ni que un neo nazismo se haya tomado a Ucrania. Es más, el actual presidente es judío. Son meras escusas para contener las protestas externas e internas que ha ocasionado la invasión y para justificarla. Lo que no puede soportar Rusia es que la OTAN le respire en la nunca expandiéndose hacia el este y quiere además sentar un precedente frente a sus vecinos, antiguos miembros de la Unión Soviética, que han venido pidiendo espacio en la OTAN y en la Unión Europea.
En realidad, todo ha sido una apuesta por parte de Putin; ya lo había hecho en Georgia, y le demoró cinco días tomarse unas regiones; esta ha sido su política exterior. La realidad, es que encontró resistencia, midió mal las posibilidades, calculó mal la capacidad de resistencia de Ucrania y la reacción de los países de occidentes. Las medidas de los aliados de occidente se han tomado en poco tiempo y afectan considerablemente la economía rusa, sin que haya podido concretar su invasión.
Ambas partes son pesimistas sobre la solución dialogada al conflicto, que amenaza con escalar a niveles de ataques atómicos; por las pretensiones rusas de cambiar el gobierno de Ucrania; sin embargo, se alberga una esperanza, una posibilidad de que los bloqueos económicos puedan persuadir a los rusos de entrar en razón. Rusia es un país que tiene más geografía que economía; se ha dedicado a producir cañones, en lugar de mantequilla y esto la puede llevar al traste económico y de allí al político. Tan pronto el premier ruso midió la magnitud de las medidas económicas adoptadas por todo el mundo, facilitó el dialogo. Pareciera que no todo está perdido, aunque es cuestión de tiempo. De pronto a Rusia le salen los planes al contrario y lo que logra es que la Unión Europea y la OTAN, acepten de una vez el ingreso de Ucrania.