Por: José Eliseo Baicué Peña
John Lennon dijo que “vivimos en un mundo en el que nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día”.
Hoy, se evidencia aún más esa sentencia. Asistimos a una sociedad en la que prevalece más el carro de marca que una formación académica; un cargo de alto rango que una profesión sencilla; un distinguido apellido que la misma razón.
A raíz de todo esto, quise compartir con ustedes unas reflexiones sobre estos temas, que me enviaron, al parecer de Jorge Bucay, y que comparte Isabel Escobedo Dávila, (o viceversa) y que ameritan ser leídas y tenidas en cuenta para un análisis de la realidad del momento:
“Vivimos en un mundo donde vibra más fuerte un teléfono que un corazón.
Vivimos en un mundo en el que la comida está repleta de químicos, mientras un jabón contiene cereales, miel y vitaminas.
Vivimos en un mundo donde los televisores son más delgados y la gente más gorda.
Vivimos en un mundo donde los teléfonos son más inteligentes que sus dueños.
Vivimos en un mundo donde pintar un grafiti es un delito y matar un toro es arte.
Vivimos en un mundo donde la forma de vestir se valora más que la de pensar.
Vivimos en un mundo donde una pizza llega más rápido que la policía, o un uber llega antes que una ambulancia.
Vivimos en un mundo donde los animales son mejores amigos que las personas.
Vivimos en un mundo donde no se intentan solucionar los problemas, sino convivir con ellos.
Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el difunto y donde el festejo de una boda es más importante que el amor.
Vivimos en un mundo donde las redes sociales están llenas de fotos felices y gente triste.
Vivimos en un mundo en el que se le exige más a un futbolista que a un político”.
Tal vez, todos tenemos un poco de culpa de vivir en esta situación. Y, tal vez, todos tenemos, también, la oportunidad de cambiarla para una convivencia más armónica y feliz. Buen fin de semana.
