Gloria Camargo
La falsificación de la leche es un problema que ha estado presente en Colombia desde hace varios años, pero el uso de lactosuero para rendirla ha sido una práctica cada vez más común en el país. A pesar de que está prohibido y de que las autoridades han advertido sobre los riesgos de consumir leche falsificada, todavía hay empresas que se dedican a este negocio, sin que nadie les ponga bolas.
La leche falsa, rendida con lactosuero, es una amenaza para la salud de los consumidores, ya que no tiene los mismos valores nutricionales que la leche real. Además, su producción es más barata, lo que permite a los productores obtener grandes ganancias sin preocuparse por la calidad de su producto.
Roberto Ramírez Ocampo, un hombre con experiencia en la industria láctea, ha sido uno de los principales defensores de los consumidores en la lucha contra la leche falsa en Colombia. Gracias a su experiencia y a su intuición, logró descubrir la verdad detrás de las marcas de leche de bajo costo que inundaban los supermercados del país.
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Después de enviar muestras de varias marcas a un laboratorio especializado en Alemania, se confirmó que estas marcas estaban rindiendo leche con lactosuero, lo que constituía una falsificación del producto. Desde entonces, Ramírez ha trabajado para concienciar a los consumidores y a las autoridades sobre este problema.
Aunque el uso del lactosuero está permitido en otros ramos de la industria alimentaria en Colombia, su uso para rendir la leche está prohibido. Las autoridades deben tomar medidas más estrictas para combatir este problema, ya que los consumidores merecen saber lo que están comprando y consumiendo. La salud de la población debe ser una prioridad para todos y no debe estar en riesgo por las ganancias de unos pocos productores sin escrúpulos.