Arlex Amézquita Méndez, un folclorista íntegro que vive, explora, divulga, enseña, promociona y defiende el folclor del departamento como su misión de vida.
DIARIO DEL HUILA, EL RINCÓN DEL BOTALÓN
Por: Martha Cecilia Andrade Calderón
El Huila se viste en junio de “raboegallo”, sombrero y poncho, la Tertulia El Botalón quiso también engalanarse con una sesión dedicada el pasado 13 de junio a nuestro folclor y por ello se tuvo la grata visita de Arlex Amézquita Méndez. Con su tono cantado y expresión picaresca propia de nuestra región, el licenciado en Educación Física, maestro de danzas y gestor cultural, deleitó a la audiencia con esa tradición oral opita para hablar del folclor huilense, que se torna global cuando se habla de sus orígenes.
Afirma el conferencista que las fiestas en su estado primigenio, corresponden al solsticio ancestral que daba cuenta del renacer de un verano, o un “año nuevo”. No en valde, no sólo nuestros indígenas celebraban esta medida solar, sino que hoy en muchos países del mundo también lo celebran con otras actividades, no olvidemos que este término viene del latín ‘solstitium’, que significa «sol quieto».
Influencias en su formación folclórica
Como si fuera una gran danza en su conversatorio Amézquita, eleva su pechera de camisa diseña por él mismo, y con altivez y orgullo luce su traje típico; hace referencia a los padres del Festival, su amigo Jorge Villamil Cordovez (1929-2010), lo enaltece y habla de las fiestas desde “un antes y después” de este cantor de las América. Exalta otras personas que, con sus aportes musicales, como el autor del Sanjuanero, Anselmo Durán Plazas, José Antonio Cuellar “Rumichaca”; los constructores dancísticos, Inés García de Durán, Édgar Valenzuela “Chacatán”, Jaime Ortíz, entre otros, dieron cimientos importantes a la coreografía del baile. Reconoce a otros artistas que le infundieron en él esa llama que no se apaga y que le aviva a su actual ser. Admira la Fundación Jorge Villamil Cordovez a la cual también le ha brindado apoyo cuando le han requerido.
Resalta la necesidad de brindarle y rendirle homenaje al autor musical del Sanjuanero, Anselmo Durán Plazas (1907-1940), ya sea ubicando su casa museo o promocionándolo como el compositor de una de las canciones más alegres del país y que se dio a conocer en 1936. Recordemos que la letra es de Sofía Gaitán de Reyes. Considera pertinente una cátedra de nuestro folclor para las reinas, para los jóvenes, quienes deben de conocer la historia y el recorrido de las fiestas que oficialmente se iniciaron en 1961, sin desconocer la tradición de los Sanjuanes en el campo.
Don Huilo, todo un “influencer” folclórico
El invitado cuenta cómo nació su personaje don Huilo, embajador de nuestra cultura y folclor, y cómo desde su hablar, su imagen, su desparpajo, propio del opita, su gracia y humor, y su baile viene haciendo un trabajo de formación en el rescate de todas las danzas tradicionales, los valores ancestrales y hoy se ha convertido, con más de 11.000 seguidores en una página visitada sobre todo por los huilenses que están fuera del país. Este, Don Huilo, sueña con carreteras inalcanzables como la del municipio de Colombia a Bogotá; con homenajes a los antepasados y reclama por la ignorancia que hay veces se tiene en los organizadores del Festival. “Por ejemplo, hoy en los directivos no saben quiénes fueron Los Tolimenses, Garzón y Collazos, el dueto Silva y Villalba y La Gaitana.
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Del rajaleña al Sanjuanero
Al hablar del recorrido que ha tenido musicalmente el rajaleña, recuerda que el Sanjuanero es el nombre de un bambuco. Y que éste ritmo, llegó de África por Buenaventura y se esparció por toda Colombia, acunándose en varios departamentos que hoy lo tienen como un ritmo musical. Así llegó al Huila y fue el “admirado” Villamil quien lo asimila y empieza hacer sus composiciones, sus versos y coplas. El bambuco tiene manifestaciones como el lírico, cuando de canta y el fiestero que solo va con música; el Sanjuanero huilense, es el tema de un rajaleña y éste a su vez viene del Bambuco.
El rajaleña huilense tiene en sus acordes instrumentos autóctonos, hechos con recursos naturales de nuestra región, como los de percusión, cucamba, compuesta por la tambora, el chucho, la puerca, la esterilla y el cien patas y los de cuerda el tiple, el requinto y la guitarra que llevan la parte melódica; toda una fusión triétnica de las culturas, afro, indígena y española.
Este trabajador de la cultura huilense, orgulloso, honesto, con 55 años de trabajo folclórico, cierra la Tertulia con el baile del Sanjuanero en sus tres fases, el tradicional, el de hoy y el del futuro. Así los contertulios nos quedamos con toda una maravillosa ilustración del coreógrafo y con las ganas de lucir las alpargatas “chupaperros” que usa don Huilo y con los cuales instruye a sus alumnos en su academia Mariana y grupos musicales que dirige. Su tono vehemente reclama para que no se desaparezcan las danzas huilenses tradicionales y que se lean sus libros que compilan manifestaciones del folclor del huila y Colombia; su afán es dejarles a las futuras generaciones un legajo también literario. Los aplausos llovieron y la tambora se sintió en el corazón de los asistentes, confirmando una vez más, que en mi tierra todo es gloria, cuando se canta el joropo, y si es que se va a bailar, el mundo parece poco.