Cafeteros y peleas estériles
Por: Diana Montes
La economía moderna colombiana está asociada indisolublemente con la caficultura. En varios periodos el café ha sido el principal producto de exportación, trayendo divisas al país y contribuyendo a su desarrollo económico. Sin embargo, no todo es color de rosa: el país que más se beneficia de la economía del café es Suiza, no Colombia. Y esto se debe a que la empresa suiza Nescafé compra el grano como materia prima a varios países del mundo –entre ellos Colombia–, lo procesa y entrega un producto con alto valor agregado. La industrialización de los procesos agrícolas es la clave para que la alta renta de la tierra que supone la fertilidad del suelo colombiano, no se quede en una exigua parte para los campesinos y que, en cambio, suponga el enriquecimiento de ellos y el desarrollo industrializado del país.
En esta tarea, el gobierno nacional tiene un importante papel: mejorar las vías terciarias, pues esta infraestructura necesaria de transporte es capital fijo que, si se aumenta, las rentas suben y no se pierden debido a los altos costos de transporte. Además, abrir líneas de créditos blandos con el Banco Agrario para que sean usados por cooperativas de campesinos para comprar maquinaria y así tecnificar el proceso productivo. Asimismo, la Federación Nacional de Cafeteros tiene también un papel importante que cumplir: usar los excedentes de la exportación de café para reinvertirlos en infraestructura productiva, ayudando a los campesinos cultivadores a ser más productivos y competitivos en la esfera del mercado mundial.
¿Acaso es imposible que en Colombia exista una empresa como Nescafé? Hace falta tiempo e inversión productiva, pero hay que dar pasos en esa dirección. Lamentablemente, ni el gobierno nacional ni la Federación Nacional de Cafeteros están cumpliendo su papel. Ocupados en la disputa política entre Gustavo Petro y Germán Bahamón, no queda ni energía ni tiempo para ayudar a los caficultores, que en últimas son los principales afectados por la falta de acción de las instituciones: malas carreteras y baja tecnificación, esos son los resultados de la nula proyección política y de las peleas estériles.
