A ritmo de letras de Jorge Villamil, bambucos y rajaleñas, que deben acoger las bandas de música alternativa para no perder la identidad cultural, tuvo apertura uno de los pocos espacios para la gente de espíritu ‘alternativo’ que cada vez pide más espacios. Sin embargo los músicos le colocaron su toque ‘rockero’, y acompañados de la estridencia de las cuerdas de las guitarras eléctricas, bajos, y batería queda una fusión ‘heavy’ de las letras ancestrales.
Este evento, se registró en el Parque de la Música, Jorge Villamil Cordovez, ubicado en la carrera octava entre las calles 6 y 7 de la capital opita.
¡Una llama que no se apaga!
Al señalar que era una cita esperada, es para indicar que el público alternativo, a través del voz a voz, estaba apoyando esta escena cultural, que ya es hora de transcender de Encuentro Departamental a uno Nacional, ya que no más en esta ‘cita’ habían rockeros vieja guardia con sus cabellos grises, nuevas generaciones y el espíritu por esta música sigue igual, se ha transmitido de adultos a ‘chicos’.
Llamó de manera poderosa, la atención ver a una pequeña de aproximadamente 12 años de edad, en medio de la estridencia de las guitarras eléctricas, y los sonidos de las baterías, como ella movía la cabeza de arriba-abajo, mientras su pelo lacio danzaba con el viento.
En este sentido la banda que abrió el evento, fue Lamat, que maneja un ritmo suave a través de sus letras, apenas para la introducción de lo que iba a ser una noche llena de riff, percusión de las baterías, hasta transformar la energía en un ‘pogo’.
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La irreverencia pasó al escenario
Mientras caía la oscuridad, subió al escenario la banda, Oppressus Trash Metal, con su vocalista, Fabián Valenzuela, quien subió vestido con el traje femenino del Sanjuanero, y no crean que era una burla, miren lo que expresó: “la idea que tuve se planteó el año pasado, porque al terminar el toque sentí que no habíamos hecho un show destacado y que todo había pasado tan rápido”.
“Ahora lo que quise hacer fue una simbología, a todas las generaciones, señoras, señores, para que disfruten el festival, porque el tiempo pasa tan rápido, y después vamos a ver el Parque de la Música, convertido en un parqueadero. Dentro de unos años, no nos quedaron sino recuerdos de lo disfrutado”, agregó el músico.
Al artista lo invadió la nostalgia enmarcada en los años y las canas. “Quiero que estos momentos, estando aquí con mi amigo el ‘Zorro’ y con todos ustedes sean eternos, por eso me coloque la vestimenta de la ‘abuelita’, como para que entiendan todos que disfruten el momento con sus familias”, destacó el cantante.
Sin duda esta banda, puso a gozar a los ‘alternativos’ con su potente sonido en la batería, los riff de las guitarras, y su irreverencia puesta en el escenario.
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Los bajos y la estridencia tocaban ‘fibras’
De manera posterior, subió a la tarima, la banda Protothrash, que con sus letras cargadas de crítica a los gobiernos, capitalismo, al Estado y al mismo sistema, fue prendiendo el espíritu rebelde de las cerca de 500 personas que acudieron y se gozaron de esta danza alternativa.
Iniciaron los primeros ‘pogos’ que es una danza, donde las personas que deseen, ingresan en un círculo, donde hay empujones, golpes, y se sacude el cuerpo para tratar de salir de la absurda realidad, que en ocasiones margina y a pesar de ser violento, hay que destacar los valores de los presentes, pues apenase cae una persona al suelo, de inmediato lo ayudan a incorporarse.
Varios espectadores, mientras unos danzaban y movían sus cuerpos cual si estuvieran ellos en la escena, esparcían ‘humo’ que le daba una atmosfera de tranquilidad y de estar en otro tiempo a los alternativos.
Disfrutaron la música
Asimismo, saltó al escenario, la banda ‘Sr Mohán’, quienes calmaron las almas que se encontraban disfrutando de la estridencia.
Los presentes disfrutaron un poco de la música huilense, a ritmo de rock, algunos danzaban, mientras otros ‘tarareaban’ las letras de las canciones.
La atmosfera, solo era interrumpida cada vez que culminaba una banda de presentarse y jóvenes que estaban por primera vez en estos eventos, disfrutaban de la música y de los ‘mechudos’, quienes parecía que fueran a botar sus cabezas.
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El pogo, una liberación de energía
La noche avanzaba en busca de la madrugada, y llegó el turno para ‘El Taller’, quienes hacen una fusión de ritmos andinos, acompañados de rock, y sin duda los más felices, fueron por los padres de dos músicos quienes integran esta agrupación, en especial la madre que los aplaudía y se mostró orgullosa de como dicen ellas ‘mis muchachos’.
Ya buscando una definición de pogo, me halle esta de una nota realizada en el Canal Capital: “este baile que se ganó los adjetivos de loco y peligroso, resultó siendo el aura de un ritual que se ha practicado desde hace más de 50 años en conciertos de rock. Su principal causa es la música acelerada y los ritmos salvajes”.
Asimismo, dialogamos con un joven que participó en uno de estos ‘rituales’, y esto nos expresó. “Fue una ‘chimba’, la verdad, pues uno en el trabajo, se estresa mucho, y aquí se libera de toda esa carga. Es chévere, estar en un pogo de vez en cuando. Hay que vivir la vida y darla toda”.
Otra de las agrupaciones que puso a mover las ‘cabezas’, fue Sourpuz, con sus voces desgarradas, pero apoyado en su potente baterista que acompañado del bajo y la guitarra eléctrica, puso a vibrar a los asistentes y que luego de haber terminado dejaron a los espectadores con ganas de más música.