Diario del Huila

El viacrucis de los huecos

Abr 1, 2024

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Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino

alfonso519@gmail.com

Durante la semana santa tuvimos la oportunidad de transitar con mi esposa Amparo y mi perro Motas la ruta 45 hacia el municipio de Pitalito, donde pude verificar el desarrollo de las obras de recuperación y repavimentación de la principal carretera hacia el sur de Colombia, la cual presenta un significativo mejoramiento de esta vía, generándole a los conductores de vehículos y motociclistas un bienestar y seguridad. Atrás quedaron los 3.840 huecos que alguna vez conté hace 7 años en el tramo comprendido entre Neiva y Pitalito, y que ahora desaparecieron producto de los trabajos continuos que ha venido desarrollando la empresa Concesionaria contratista. Claro está que los Pare y Siga que se ubican en los sectores donde se desarrollan las obras, crean algunas demoras en la transitabilidad, pero que son necesarios para su rehabilitación. Hay que tener paciencia. Igualmente se reconoce la calidad de èstas; Están quedando en óptimas condiciones.

Cuando regresamos a la ciudad de Neiva, después de esas merecidas vacaciones, empecé a sufrir el verdadero viacrucis de los huecos y cráteres que hay en la ciudad. A pesar de los trabajos de reparcheo y repavimentación de algunas vías urbanas que han desarrollado las anteriores administraciones municipales, no han sido suficientes para atender el mejoramiento integral de la malla vial de la zona urbana. El alto flujo de circulación de automotores que se ha incrementado en los últimos lustros ha provocado un deterioro de la capa asfáltica, lo cual requiere de altas inversiones para recuperarla totalmente. A 100 días de cumplir el mandato del actual alcalde German Casagua el próximo 10 de abril, la ciudadanía espera que se formule una política pública para recuperar la malla vial de la capital del departamento del Huila. Comprendemos la situación financiera del municipio.

La capa de asfalto ha formado unos huecos estratégicos, para que los vehículos y motociclistas caigan en ellos. Se han venido presentando algunos accidentes de tránsito por la impericia de los conductores, que por exceso de velocidad andan confiados y no tienen tiempo de esquivarlos. Esta situación no puede convertirse en un escenario de eventos, que pueden afectar el bienestar o enlutar a las familias huilenses, producto del abuso de velocidad de algunos conductores que no respetan las normas contempladas en el Código Nacional de Tránsito. Los neivanos, sabemos que por el alto flujo vehicular que presentan las escasas rutas de desplazamiento, presentan una alta vulnerabilidad en su circulación, que junto con la incultura de los conductores contribuyen crear un caos en la movilización urbana.

Otro hecho, que ha generado malestar en los habitantes, es que durante los fines de semana algunos propietarios de viviendas y de establecimientos comerciales, desarrollan obras sin los permisos legales y que con mucha irresponsabilidad y sin tener amor propio por la ciudad, dañan las vías y las dejan con huecos y en algunas ocasiones con residuos de materiales que colocan en serio peligro la circulación vial y la libre movilización peatonal. Por tal motivo, estos daños que han sido provocados por estos desadaptados sociales crean las condiciones propicias para se aumenten los riesgos y la vulnerabilidad, para que ocurran estos accidentes.

Además, los conductores por el afán de llegar a sus destinos, de manera irresponsable y atentando contra su propia integridad física y la seguridad de los demás vehículos que circulan con los riesgos que pueden provocar choques fatales. Diariamente los medios de comunicación nos informan sobre la gravedad de èstos, por la ocurrencia de lesionados y daños materiales que afectan el bienestar de las familias. Hemos llegado a la conclusión de que la conducción de un vehículo o una moto, se considera una actividad peligrosa y es importante que cada persona tenga conocimiento de algunos datos que lo harán reflexionar sobre la responsabilidad que tiene a la hora de manejar un vehículo y de transitar por la vía pública. Debemos asumir los roles que nos corresponde cuando circulamos por las mismas, apropiándonos de la cultura de la prevención y de la seguridad vial, para garantizar el placer y la alegría de conducir pacientemente por estas rutas de alta vulnerabilidad.

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