En una verdadera tortura se ha convertido la entrega de los medicamentos a los pacientes que el personal médico les ha formulado para atender sus dolencias y enfermedades. Así las autoridades digan lo contrario, que el servicio es óptimo, la realidad es otra. Madrugan y duran hasta las horas de la tarde haciendo cola, para que las empresas distribuidoras autorizadas, les informen que no se encuentran todos los medicamentos recetados. Es inhumano el ambiente que viven las familias colombianas, cuando acuden enfermos al sistema nacional de salud, para buscar una mejoría. Algo absurdo. Desde tiempos pretéritos, este fenómeno de abuso se viene presentando y a la fecha no se han corregido dichas falencias. Los problemas se han intensificado y profundizado, por el accionar gubernamental incoherente para buscar soluciones, que conduzcan a mejorar las condiciones de bienestar de los colombianos. Así expresen que todo se ha corregido, la realidad es otra. Familias desesperadas, que no encuentran eco, para buscar una solución a sus dolencias orgánicas. Se ha deshumanizado la prestación de estos servicios de salud.
Las organizaciones médicas, han lanzado la voz de alerta, porque existe escasez de algunos medicamentos esenciales para atender a los pacientes que lo requieren. Inclusive los que padecen de enfermedades raras, no encuentran en el mercado algunos medicamentos para atender y minimizar sus dolencias. Desafortunadamente actualmente la sociedad colombiana está afrontando ideologías absurdas que van en contravía de las verdaderas soluciones eficaces para fortalecer el sistema nacional de salud. Muchos están condenados a morir por estas deficiencias. Así suene duro esta expresión, esa es la percepción que se presenta actualmente en algunas regiones.
La realidad es que no cesan las dificultades que presentan las familias colombianas, cuando acuden a las EPS a reclamar los medicamentos, que les han sido formulados por el personal médico. Inclusive, la escasez de algunos, que son indispensables para que se le practiquen una cirugía de alto riesgo, están generando una incertidumbre en sus pacientes que los necesitan con urgencia. La disponibilidad oportuna de medicamentos de calidad es un pilar fundamental en todos los sistemas de salud, y mucho más en nuestro país, cuando este precepto está ligado a un derecho fundamental. De ahí que abordar de manera integral el fenómeno de la escasez de estos insumos que ronda al mundo es una tarea que no da espera, debido al impacto que tiene sobre el bienestar individual y colectivo. La solución no es tan sencilla. Aunque la solicitud de la ACEP va dirigida al Gobierno, y sin duda hay responsabilidad desde el Ministerio de Salud, el problema es global. El Invima ha tenido dificultades para recibir información oportuna por parte de las farmacéuticas y todo el sistema tiene retos de comunicación. Necesitamos, eso sí, un liderazgo más claro del Estado. Los pacientes no pueden quedar desprotegidos.
