Siempre he sostenido que en Colombia no tenemos una auténtica democracia con elecciones libres como tanto cacarean los políticos que nos malgobiernan que invocan en forma arrogante una vez elegidos con las mañas de siempre, la representación del pueblo para cometer sus desmanes, sino elecciones contaminadas, por no decir que pervertidas como consecuencia del sistema político electoral, que sólo sirve a los políticos corruptos para mantener el ejercicio del poder por medio del clientelismo electoral que asegure su permanencia al servicio de sus protervos intereses y en contravía claro, de los intereses nacionales.
Y he sostenido también que esa clase política no tiene el menor interés por razones obvias de conveniencia de mantenimiento de esa podredumbre electoral en su beneficio, de hacer una reforma de fondo a ese podrido sistema electoral con la creación de un Consejo Nacional Electoral independiente y no elegido y cooptado por la clase política corrupta como el que existe actualmente, y la creación de una Corte Electoral con dientes y facultades jurisdiccionales, que sólo se podrá hacer a través de una asamblea constituyente prácticamente imposible de convocar porque está en manos de un congreso corrupto como constituyente secundario, que insólitamente controla al constituyente primario convirtiendo en una farsa la soberanía popular y la misma democracia que se sostiene fundamentalmente en la expresión libre del pueblo auténticamente soberano.
Por eso, como ocurre cada vez que hay elecciones, la Misión de Observación Electoral (MOE) ha hecho las mismas observaciones y alertas de siempre que no sirven para nada para garantizar un debate electoral limpio y transparente que no interesa al establecimiento, que estará listo es a garantizar que el que escruta elige en medio de la oscuridad electoral como ocurre con este desastroso y corrupto gobierno de Duque que de la mano del contaminado congreso, con desfachatez y violando la misma Constitución suspendieron la Ley de Garantías electorales y claro, también de los organismos de control y la Registraduría para asegurar el cumplimiento de sus turbios fines, siempre bajo la sospecha del fraude electoral, y más ahora donde sin duda acudirán a él, ante la amenaza cierta que se cierne contra el pútrido establecimiento.
Así, la MOE ha dicho con razón que el “Plan Democracia” que anunció Duque, que es el mismo que anuncian todos los gobiernos no servirá para nada en estas cruciales elecciones en un país sumido en la violencia con la presencia de actores armados de todo pelaje para garantizar seguridad a los candidatos y a la ciudadanía, y menos en este Gobierno que no está interesado en que haya un verdadero acompañamiento y vigilancia con acceso efectivo a la información, en un debate electoral polarizado a conveniencia por el régimen y confundido por la participación de 22 organizaciones políticas convertidas en empresas electorales que hablan más de mecánica interna que de propuestas a la ciudadanía, como con tino lo dijera su directora Alejandra Barrios. Lo dicho, en este país infectado por toda suerte de plagas creadas por la clase política, tenemos elecciones contagiadas por la infección y no democracia.
