DESHOJANDO MARGARITAS
Por Margarita Suárez
¿Y quién es el? Es la pregunta que se formulan personas alejadas de la política internacional sobre Edmundo González Urrutia, el hombre que hoy tiene el favoritismo para las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio en Venezuela, respaldado por María Corina Machado, quien fuera vetada por los tribunales de su país. Sondeos confiables, afirman que González Urrutia tiene una intención de voto cercana al 50%, mientras que el candidato oficialista y actual presidente venezolano, Nicolás Maduro, cuenta con niveles de adhesión cercanos al 25%. El fenómeno obedece a que González Urrutia ha logrado capitalizar casi todo el respaldo que tenía María Corina, gracias al veloz impulso de la tecnología. Este hombre de 74 años, quien a comienzo de año se dedicaba a escribir libros, pasó en poco tiempo de ser un total desconocido en materia de influencia política, a estar plenamente identificado por la mayoría de la población, que lo descubrió, por decirlo de alguna manera, a través de celulares, redes sociales y grupos de WhatsApp. Félix Seijas, analista político, actuario y director de la encuestadora Delphos, coincide en que el candidato opositor tiene margen para seguir ganando apoyo, “sobre todo por los indecisos”. Lo malo de la difusión de encuestas que no favorecen a Maduro, es que produce irritación a ciertos funcionarios chavistas. En una rueda de prensa, el presidente de la Asamblea, Jorge Rodríguez, áulico de Maduro, desmintió a las encuestadoras que retrataban la realidad política del país (las mismas que pronosticaron todas las victorias de Hugo Chávez en el pasado), y agregó que la difusión de esos números formaba parte de un plan calculado para denunciar anticipadamente un fraude y desconocer a las instituciones venezolanas. A la vez que se filtran datos de encuestadoras reconocidas, circulan otros de firmas encuestadoras desconocidas que colocan a Nicolás Maduro liderando los sondeos de opinión. Estos números son publicados en los espacios de opinión de la televisión estatal venezolana. Los dirigentes chavistas impulsan una campaña en la cual denuncian “la censura” de la cual es víctima su movimiento en las redes sociales. Lo que no dicen es que el régimen controla los contenidos de las privadas y que utilizan la señal de televisión pública, para promocionar sus consignas. Aunque todo parece indicar que hay un deseo profundo de cambio entre los venezolanos, analistas consideran que, a pesar de las encuestas y las grandes manifestaciones de la oposición, no está dicha la última palabra. La tarea de ganarle al chavismo en ningún modo está hecha, las experiencias del pasado así lo indican. Y lo más grave: han ido aumentando los rumores sobre otra maniobra institucional para sacar de carrera al candidato opositor invocando algún formalismo legal a través de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia. A tan sólo 46 días de las elecciones, todo puede pasar en Venezuela.
