Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa
El día de ayer tuve la agradable oportunidad de compartir con un gran amigo de años, en torno a un delicioso desayuno, en una de esas panaderías que han montado ahora por toda la ciudad de Neiva, que además de ofrecer un exquisito pan, preparan también suculentos platos para comenzar el día, un negocio además que ha venido creciendo enormemente y que genera empleo para muchas personas.
Dentro de la conversación recordamos anécdotas y una de ellas me pareció por demás interesante porque precisamente la he escuchado repetidamente en estos días. El martes estaba reunido con dos personajes y pasó por el sitio en donde nos encontrábamos un reconocido empresario huilense y uno de mis acompañantes emocionado al verlo lo saludó eufóricamente y le dijo: ¿y usted qué, anda perdido, hace tiempo no lo veía?, y la respuesta no se dio a esterar, pues el interlocutor fríamente le contestó: “es que usted anda en lo suyo y yo en lo mío”, con esto y no siendo más, quedó cerrado el diálogo.
Y recordé una historia que me narró alguna vez un reconocido médico opita acerca de una situación que le ocurrió años atrás cuando rotaba como estudiante de último semestre de medicina en el Hospital de la Misericordia en Bogotá, pues una noche, estando en la unidad de urgencias, llegó un habitante de la calle bastante herido, con unas puñaladas en el abdomen, y mientas él lo atendía, retirando con cuidado la camiseta sucia y ensangrentada que tenía el paciente, éste sutilmente metía su mano en el bolsillo de la bata del joven galeno, tratando de robarle algo que allí tenía, y el médico al percatarse del hecho le recriminó con enojo: “pero cómo es posible que mientras yo trato de salvarle la vida, usted intente robarme”, a lo que el muchacho respondió: “doctor, usted en lo suyo, yo en lo mío”.
Volviendo al desayuno de ayer, me decía mi contertulio que para él a veces era incómodo que personas que no sabían ni conocían de algo en particular, en lo que él es experto, le hicieran comentarios tratando de interferir en sus actividades y él les decía: mire, la persona indicada para sugerir cambios en un diseño arquitectónico debe ser otro experto en el tema, y concluía con la frase, cada quién en lo suyo, zapatero a sus zapatos.
Todo esto para decir que el Huila avanza positivamente en temas agropecuarios y productivos, porque hay dos personas que conocen plenamente del tema y están empoderados del mismo, como lo son el gobernador Luis Enrique Dussán López y el secretario de agricultura Dilberto Trujillo, dos servidores públicos que han demostrado que están en lo suyo, que conocen del tema y que desean convertir al departamento en una región altamente productiva, por medio del fortalecimiento de las ocho cadenas productivas, las cuales son: hortofrutícola, piscícola, minera, cacao, café, ganadería (de carne y leche), arroz y panela; con lo que se impulsa aún más el desarrollo económico y social de esta hermosa región Surcolombiana. Vamos bien y en poco tiempo iremos mejor.