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En el Conjunto residencial San Nicolás se quejan por contaminación auditiva

Dic 13, 2022

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San Nicolás es un conjunto residencial ubicado en la calle 26 con 6W, en el sector en donde convergen importantes arterias viales de la ciudad de Neiva en la salida a Bogotá. Son no menos de 60 familias las que se pronunciaron sobre las dificultades que viven especialmente los fines de semana por la contaminación auditiva que padecen desde hace unos cuatro años por la ubicación de un Bar-Restaurante en el vecindario. 

El último mapa de contaminación por ruido en la ciudad de Neiva, lo realizó la Corporación Autónoma Regional-CAM, en el 2021, en el documento, lo primero que advirtió la entidad ambiental, fue la falta de cultura ciudadana, que sigue generando exceso de uso de pitos de los carros y uso de parlantes y equipos de sonido con volumen excesivo en zonas comerciales y residenciales. 

Los parámetros establecidos son entre 55 y 65 decibeles se consideran sonidos permisibles, pero en la ciudad se ha llegado a niveles de los 80 y 90 decibeles. Lo paradójico es que el mapa fue actualizado por la administración de Neiva este año previo a una campaña de sensibilización y persisten las quejas.

En San Nicolás un ejemplo de contaminación auditiva en la ciudad. 

Los residentes en el Conjunto Torres de San Nicolás ubicado en el sector del Tizón en la vía a Bogotá, más exactamente en la calle 26 con 6W, sostienen que desde hace unos cuatro años desde que les ubicaron un Restaurante-Bar, la contaminación auditiva es insoportable especialmente los fines de semana.

El sector es zona de convergencia de varias vías principales.

Diana Carolina Velásquez, una de las quejosas, en diálogo con Diario del Huila, manifestó el malestar que les genera esta contaminación, unida a la de la vía que es de transito pesado y la ubicación de una Estación de Servicio que también es generadora de ruido por encima de los parámetros permitidos.

“La situación es muy compleja, no se tienen en cuenta los niveles de ruido, no se ha aplicado ningún seguimiento de parte de los entes pertinentes, con respecto a esos niveles permitidos y a los horarios de funcionamiento de este tipo de establecimientos”, contó.

La situación se acentúa y se hace más difícil en las noches de los viernes, días festivos y los domingos, “en especial cuando tienen algún tipo de presentación, se hace insoportable y prácticamente no se permite el descanso en el conjunto”, agregó.

Carolina, sostuvo que hay una especie de vibración permanente que se siente en especial en los vidrios y no se ha podido tener una respuesta y menos un seguimiento de parte de la autoridad competente, “No entendemos hasta donde este tipo de restaurantes pueden funcionar sin control de los niveles de ruido, ¿quien está a cargo y hace seguimiento y medición a los niveles auditivos?, en una zona que hasta donde tenemos entendido todavía es residencial”, argumentó.

Soluciones a medias

Diana Carolina Velásquez, en su diálogo con esta Casa Editorial, dio a conocer que ha habido periodos de calma como a principio de este año previo a la Asamblea de copropietarios, “pero fue llegar vísperas de San Pedro y volvimos a lo mismo, lo peor es que cada día el volumen es mucho más fuerte”, sostuvo. 

En la asamblea de copropietarios, se dio a conocer por parte de la administración una queja formal que fue la que tuvo una respuesta parcial, pero hay que sumarles a los altos niveles de contaminación auditiva generada desde el Restaurante-Bar, la generada por la Estación de servicio cercana al conjunto. 

Son los propietarios y residentes de 60 apartamentos, los afectados que han inclusive intentado dialogar con los protagonistas y generadores de la contaminación auditiva, “a través de las redes yo en una oportunidad, les hice el comentario y la respuesta que hasta el momento no había ni queja y menos una querella formal por lo que no tenían que hacer caso alguno a mi queja”, añadió.

También  existen estaciones de servicio cercanas al conjunto. 

El llamado desesperado es para que les presten atención, porque al parecer las campañas y los operativos que hacen las autoridades para controlar los niveles de contaminación por ruido en la ciudad no tocan este sector. “Que alguien se apiade de nosotros y haga cumplir la normatividad porque estamos realmente desesperados”, concluyó Diana Carolina Velásquez. 

Este es solo un ejemplo de contaminación generado por exceso de ruido en un punto de la ciudad, pero es común recibir quejas en el mismo sentido desde otras zonas de la capital del Huila, incluso en pleno centro de Neiva la carrera quinta y sus negocios nocturnos ha sido otro punto de permanentes quejas de parte de los residentes en el sector. 

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