Iván Cortés Losada
Sociólogo
La propuesta del Pacto Histórico se soporta en construir entre todos y todas una Paz Total y Duradera. Un territorio manchado de sangre por décadas no merece más de lo mismo, es nuestro deber como ciudadanos decentes construir relaciones sociales pacíficas, conversando, concertando, desde nuestros hogares, en el ambiente laboral, en la calle, el diálogo propositivo es un soporte esencial para las relaciones sociales pacíficas; no más confrontación.
El Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, se debe implementar iniciando por el campo, somos agropecuarios, nos criamos en un país rural, es nuestra vocación, la guerra hizo que se volteara la pirámide demográfica a partir de la década del 50 dónde el 70% de la población habitaba nuestro campo, los municipios eran lugares de encuentro en la plaza principal. La violencia bipartidista liberal- conservadora luego del asesinato de Gaitán hizo que la población rural buscaran refugio en los municipios y la vocación laboral cambió: nacen los vendedores ambulantes y estacionarios, la economía informal del llamado “rebusque”, los cinturones de miseria, la delincuencia, crecen las invasiones de lotes correspondientes a fincas ubicadas en las capitales de departamentos. En el caso de Neiva la hacienda Matamundo se urbaniza inicialmente con el barrio Timanco y así sucesivamente los campesinos desplazados por el fuego cruzado, invaden la fincas como Las Palmas en el oriente, de propiedad del Sr. Barreiro, quien inteligentemente vende lotes de 2.000 metros cuadrados, que compran los campesinos con el poco dinero producto de la venta de sus tierras eso ocurre en la década del 80 y producto del “buen negocio” otros empresarios aprovechando las necesidades de vivienda que a raíz del crecimiento vegetativo de la población y la inmigración, los constructores privados urbanizan con el contubernio de los gobiernos de turno las fincas el COCLÍ, el Venado al norte de la ciudad que continúa creciendo desordenada a pasos agigantados incluso desbordando la capacidad administrativa de la histórica clase politiquera que aún gobierna a Neiva. Con esta panorámica podemos concluir que el campo que nos provee los alimentos es abandonado y se transforma en un campo de batalla, este gobierno va a pacificar la ruralidad, organizando a los campesinos en asociaciones para que a través de esa figura puedan acceder a la tierra, al crédito blando, al mercadeo y a la infraestructura rural, vías y viviendas dignas, salud y educación y así se garantiza una Paz Total con Justicia Social, proyectando a Colombia como una potencia alimentaria y de Vida.
¿Y cómo lograrlo? Tenemos una amplia legislación agraria, construida desde hace ochenta y seis años la ley 200/1936, ley 135/1960, ley 1/ 1968 y ley 160/ 1994. El documento fundamental es el que describe los acuerdos de paz y tiene una plataforma viable para el sector agropecuario es el artículo primero: Hacia un nuevo campo colombiano, Reforma Rural Integral. Además para asegurar su ejecución se radica un proyecto de ley dónde se propone la creación de la Jurisdicción Especial Agraria a nivel de acto legislativo, es decir imperativo constitucional. Y buena parte de los recursos económicos serán aportados por lo recaudado producto de la Reforma Tributaria, recortar el presupuesto de Mindefensa trasladando recursos al presupuesto del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.