Alvaro Hernando Cardona González
Se habla en exceso de que hay que sustituir las fuentes convencionales de energía, por renovables. Nuevas, porque independientemente de los impactos, en Colombia tenemos el mayor porcentaje de generación, bajo esquemas que son considerados universalmente como renovables. Básicamente la hidráulica.
Pecamos de ingenuos y empezamos hacer aflorar que acá se echa exceso de carreta y discurso (es decir, narrativas), pero nada de planeación para implementar más energías renovables y depender menos de la generación térmica e hidroeléctrica.
Como ya hemos explicado, el mayor impacto ambiental que causan las hidroeléctricas, es a los recursos hidrobiológicos (aquellos recursos renovables – flora y fauna- que se encuentran en los océanos, lagos, lagunas, ríos y todo cuerpo de agua). Independientemente de los impactos socio-económicos por los desplazamientos humanos ya que históricamente ocupamos con asentamientos poblacionales las riberas de los ríos (New York, Neiva, Londres, Roma, etc).
Pero hay es que ponerse a planear y dejar la “paja”. Por ejemplo, hablamos de usar menos combustible fósil, y mientras la UE multiplicará sus estaciones de recarga de vehículos eléctricos y de repostaje de hidrógeno, con procesos de carga más sencillos y espera pronto usar combustibles marítimos más limpios, acá estamos lejos de eso. Ni tenemos normas para que los vehículos eléctricos ue se puedan comercializar en Colombia unifiquen su sistema de carga para hacer las instalaciones en parqueos públicos y privados e incluso imponer una norma urbanística para las nuevas construcciones de casas y edificios con ese propósito.
Ni qué decir con los anuncios del actual gobierno, que denotan incoherencia: prohíbe explorar gas y petróleo, y pone más y más trabas para hacerlo en Colombia, mientras anuncia que le va a comprar a la dictadura de Venezuela. Ni hablar de la política minera que es indispensable para obtener los minerales y metales raros que se necesitan para los aparatos y las industrias.
El plan de la Unión Europea es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para 2030 en comparación con 1990, y apuesta por la descarbonización del transporte. Y eso que allá no tienen los problemas topográficos que tenemos para el transporte de carga. Para esto, allá se impone que para el 2026, se instalarán estaciones de recarga de vehículos eléctricos cada 60 kilómetros a lo largo de las rutas de la red básica de transporte.
Colombia debe dejar de idear planes de desarrollo para cuatro años. Esos son de gobierno. Las políticas públicas requieren una cirugía, pero ya. Esto es planeando, no echando carreta.