La profesional de la salud, Lucy Letby, dañó a los bebés de maneras difíciles de detectar, y convenció a sus colegas de que sus colapsos y muertes eran normales, según los fiscales.
«El impacto de sus crímenes ha sido inmenso», dijo el juez Goss en sus declaraciones antes de condenar a Letby. El juez agregó que se había causado «un daño de por vida» después de que Letby se cruzara con bebés cuyas vidas fueron truncadas «casi tan pronto como empezaron».
La enfermera se negó a comparecer ante el tribunal este lunes para ser sentenciada por el asesinato de siete bebés y el intento de asesinato de otros seis en el hospital del Reino Unido donde trabajaba.
«Durante el curso de este juicio, usted ha negado fríamente cualquier responsabilidad por su mala conducta y ha tratado de atribuir alguna falta a otros. No tiene remordimiento. No hay factores atenuantes. En su totalidad, los delitos de asesinato e intento de asesinato fueron de gravedad excepcionalmente alta y el castigo justo, según la ley, requiere todo un orden de la vida», declaró el juez James Goss.
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La negativa de Letby a comparecer tanto para los veredictos como para su sentencia ha desatado indignación, y llama a cambiar la ley para exigir que quienes cometen los delitos más graves se enfrenten a las familias de las víctimas.
Según la investigación, la mujer atacó a los bebés bajo su cuidado administrándoles aire en la sangre y el estómago, alimentándolos en exceso con leche, agrediéndolos físicamente y envenenándolos con insulina, se escuchó en el tribunal el pasado viernes.
Los fiscales argumentaron que la intención de Letby, era matar a los bebés mientras engañaba a sus colegas haciéndoles creer que había una causa natural de muerte.
El tribunal de Manchester escuchó testimonios desgarradores durante el juicio de los padres de las víctimas, incluso en un caso en el que Letby había intentado matar a un bebé después de asesinar a su hermano gemelo.
