Desde la perspectiva constitucional, el derecho a la protesta social se encuentra consagrado en el Artículo 37: “Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Solo la ley podrá establecer de manera expresa los casos en los cuales se podrá limitar el ejercicio de este derecho”. Un mecanismo que desde la propia constitución de 1991 ha garantizado la posibilidad de expresarse a los diferentes grupos sociales, gremiales y políticos del país. Hace exactamente 3 años tuvimos el estallido social más grande de la historia. La economía y el sector productivo se paralizó por más de 90 días.
El pasado 21 de marzo, se convocó y movilizó un amplio número de ciudadanos por el sector salud, uniéndose muchos más que no representan ni la derecha ni el uribismo, fue un rechazo a las reformas que propone el gobierno y su decisiones en los casi dos años de posesionado que ha venido afectando estructuralmente el sistema de la política económica nacional. Fueron grandes movilizaciones que por mas que quieran estigmatizar o minimizar el propio presidente de la república cuantifico en 250 mil ciudadanos, que son colombianos que alzaron su voz y que no pueden ser silenciados con la indiferencia del jefe de estado.
Con un toque mucho más demócrata Laura Sarabia estimó que era el momento de reflexionar y ser llamados a la autocrítica con el único propósito de mejorar la vocación de gobernanza. Luis Fernando Velasco no fue inferior a su ímpetu demócrata y reconoció la amplitud de las movilizaciones. El camino no puede seguir siendo la estigmatización. Hoy gobiernan y tienen la posibilidad que desde la base de su propuesta en cada una de las reformas, busquen la más viable desde el consenso con aquellos que representan la diferencia no solo en el congreso si no también fuera del salón elíptico del congreso de la república.
Iván Cepeda ha sido el más acertado en buscar un gran acuerdo nacional que converjan todos los sectores políticos que permitan encontrar el país más viable y justo. Los enfrentamientos propios del insulto y el agravio desde el congreso y los duros mensajes de X dividen mas al pais. La respuesta a la movilización del 21 de marzo es convocar más ciudadanos a la marcha institucionalizada por años el 1 de mayo por la clase obrera y trabajadora y medir fuerzas por quien las convoca o por quien más grite, ese no es el camino.
Hasta con propagandas televisivas convocan al otro sector del país que se identifican con el presidente Gustavo Petro. En un tono más profundo y enarbolando las barras bravas de la izquierda, generando más división y heridas en un debate que puede ser mucho más constructivo para el país. Los más beneficiados con la marcada polarización son los propios líderes naturales de los sectores, Álvaro Uribe Vélez y Gustavo Petro, “llenar de tigre” como expresó el ex presidente, a sus seguidores. El país sigue cayendo en la violencia y los ataques sistemáticos que solo generan desinformación y calumnia constante, no hay quien se salve. Mientras no se asuma con liderazgo y espíritu demócrata, seguiremos en un país que no encuentra soluciones, inmerso en marchas y protestas.
