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Entre risas y bromas: Así es la vida de Juan Carlos

Abr 29, 2023

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Reconocido en la ciudad de Neiva por sus pronunciadas ´risotadas´, Diario del Huila comparte detalles de la vida del distinguido Chayanne.

DIARIO DEL HUILA, NEIVA

Por: Angélica Tatiana Andrade Quimbaya

¿Quién no reconoce al carismático, bromista y, en ocasiones, irritado Chayanne? Muchos ciudadanos que visitan o recorren la capital huilense se han encontrado con las anécdotas que se generan alrededor del hombre que, con su carrito de productos comestibles, entre los que se incluyen Bonice y Popetas, hace reír a sus compradores que hallan “ocurrencias” en el icónico personaje o, por el contrario, pueden llevarse un mal momento si no logran responder a las bromas y/o burlas de Chayanne.

En muchos escenarios, se ha establecido contacto con quienes indagan acerca de dónde vivirá, cuál sería su nombre o cuántos años tendrá, pues bien, Diario del Huila entrevistó a su papá, único veedor y responsable del hombre al que varios neivanos le toman fotos o graban videos sugiriéndole decir ciertas frases para publicar en redes sociales o simplemente pasar un rato de carcajadas.

Juan Carlos es un neivano de 52 años, que siempre ha vivido con su padre.
Foto: Tatiana Villarreal

Historia

Coincidir con las personas que podrían dar razón y/o responder por el sustento de él podría resultar ciertamente ardua debido a que muy pocas veces, por no mencionar que nunca, está acompañado de personas que no sean sus amigos, conocidos o con quienes comparten en sus largos recorridos por las distintas calles de Neiva, acción que se da bien sea mientras vende los productos o deambula los barrios en busca de pasar momentos por fuera de la casa.

Es así como, en diálogo con el señor Hermes Molina, padre de Chayanne, cuyo nombre de pila es Juan Carlos Molina Ortíz, se identificaron algunos aspectos que permitirían entender mejor su situación, mientras se logra un nivel considerable de tolerancia y respeto entre quienes lo atraen para conversar, reír o invitarle.

“El Ortíz es por la mamá, él nació acá en Neiva, en septiembre de 1970 y va a cumplir 53 años. Cuando él nació vivíamos por acá cerca y nos ha dado mucha lora desde pequeño, cuando estaba joven y no llegaba a los 20 años le daba muchos malos momentos a la mamá porque ella se preocupaba mucho, yo creo que esa fue una de las razones que se llevaron a la mamá, por ejemplo, ella le hacía hasta tres desayunos y todos se los tiraba al suelo, luego tuvimos problemas porque desde que era joven rompía cosas de otros lados y nos llamaban para que lo controláramos”, mencionó el señor Hermes con tono y mirada nostálgica al recordar la época en la que la mamá de su hijo sufría los desplantes por motivo de los presuntos ataques de ira que, en ocasiones, tiene Juan Carlos.

Es de mencionar que, de acuerdo con el señor Hermes, quien tiene 83 años y habita una casa en arriendo al sur de la ciudad, Juan Carlos nació de siete meses con la enfermedad de la que no tiene presente el nombre.

“Él nació así, con problemas de la cabeza, lo hemos llevado al médico, siempre ha estado en esos procesos, pero no sabemos cómo se llama lo que tiene. Cuando recién nació era demasiado pequeño y en la medida que pasaban los años, hasta los médicos nos decían que Juan Carlos no era sino cabeza porque tenía 7, después 14 años y su cuerpo era demasiado pequeño para esa edad”, agregó Hermes.

 El apodo Chayanne es un sustantivo que resultó de la interacción de Juan Carlos.
Foto: Angélica Andrade

Su cotidianidad

Antes de cumplir 20 años, Hermes matriculaba a Juan Carlos en un colegio ubicado en la calle novena, sin embargo, su pausado desarrollo cognitivo no le permitió establecer patrones de conducta, ni alcanzar una evolución positiva en lo que respecta a conocimientos básicos como escribir para firmar o los números para hacer operaciones matemáticas.

“Cuando él estaba joven lo puse en una institución de esas del gobierno que es para gente especial como él, un colegio de esos donde no cobran que quedaba en la calle novena, pasando la séptima, cerca de la funeraria. Allá estuvo cinco años y nunca aprendió nada, no sabe escribir el nombre, no conoce la plata, nada, y a los profesores u otros del colegio los hacía reír porque llegaba un bus amarillo a las 6 o 6:30 de la mañana a recogerlo y ahí iban otros niños así especiales como él y algunos maestros, era un bus grande, cuando él se subía todos soltaban la carcajada porque él decía a todo grito ´buenas noches, buenas noches profesor, buenas noches profesora´, las risotadas eran porque él diciendo eso con tanto ánimo y apenas eran las seis de la mañana”, mencionó Hermes entre risas.  

En estos cinco años de colegio, Hermes aseguró que le enviaban notas para que fueran a pagar objetos que Juan Calos rompía: “Cada nada nos mandaban noticas diciendo que fuéramos a pagar unas materas que rompió Juan Carlos, venga don fulano porque le reventó la cabeza al compañero, y así todo pasó siempre, rompió casi todas las materas y como claro, estaba más joven, pues tenía mucha fuerza, estaba más aletoso y no se lo aguantaba nadie. Él no sabe contar la plata, él nació así demente, él no tiene los cinco sentidos como nosotros, él es diferente, cuando quiere hacer caso cumple y cuando no, pues no hace caso.

El 9 de septiembre, Juan Carlos llegará a sus 53 años.  
Foto: Tatiana Villarreal

Inconvenientes

Debido a la popularidad que ha alcanzado Juan Carlos, muchas personas a las que frecuenta lo llaman para darle licor, situación que lleva a que se embriague, no llegue a casa temprano y deje de consumir los medicamentos formulados para tratar su diagnóstico, según explicó su padre.

“Él sale a la calle y por allá encuentra a personas que le dan trago porque como habla tanto, ellos lo llaman ´qué hubo Chayanne, venga´ y él les hace caso, ahí es cuando le van dando un vaso con cerveza. Él se emborracha con dos o tres vasos de cerveza y no hay nadie que lo pare, empieza a hablar la seca y la meca y, cuando los otros ya están prendidos empiezan a reírse, ahí es cuando Juan Carlos en ocasiones se pone bravo y empieza a decir groserías, a los otros no les gusta y han buscado pegármele”, aseveró Molina.

Con respecto a su tratamiento clínico y controles médicos, Molina informó que el lunes 1 de mayo tiene programado un examen para determinar el estado de su diagnóstico, prueba imagenológica ordenada por la especialidad de psiquiatría, especialidad bajo la cual Juan Carlos es atendido.

“No me han ayudado en nada para meterlo a psiquiatría, con la edad él se ha vuelto más grosero, siempre ha sido muy altanero. Nunca he podido ingresarlo a psiquiatría, no me ponen cuidado o no sé si es que de pronto como uno es pobre y no puede pagar, no sé, en todo caso nunca he podido recibir una ayuda completa en la entrega de los medicamentos y eso hace que la situación de él empeore, cada nada me llaman o me buscan para darme quejas, allí en la 15 que es donde más se la pasa cuando está prendido, me dicen ´venga don fulano que está lanzando muchos palos a las motos y los carros´, a veces se quita el buso o la camisa y se la amarra en el brazo para desafiar a la gente que va pasando, ahora como le dan cerveza, llega a la madrugada. A veces me llama una señora que fue amiga de la mamá para avisarme cada nada que él está en alguna situación de peligro”, reiteró Molina.

Una de las actividades que en la actualidad realiza Juan Carlos es repartir volantes.
Foto: Angélica Tatiana Andrade Quimbaya

En cuanto a la mamá de Juan Carlos, el señor Hermes Molina contó que falleció en marzo del año 2002 y sufrió mucho durante gran parte de su vida debido al estado de Juan Carlos y las situaciones en las que él ha estado en peligro: “Ella murió batallando con él porque nos ha dado toda la lora, cuando estaba joven era más arrebatado, ahora el problema es que se emborracha, llega tarde, le sacan por allá la rabia y no se toma los medicamentos”, aseveró Molina.

Por otro lado, en lo que respecta al apodo Chayanne, Molina confirmó que ese fue producto de sus recorridos en la calle: “Ahora grande, hace unos años fue que le pusieron ese nombre, ese se lo pusieron por allá de tanto callejear”.

Además, se indagó acerca de cómo hacía para vender los productos, obteniendo que: “Él vendía en los carritos esos y se los quitaron porque unas muchachas le saboteaban el carro y a mí me llamaron de la agencia que le soltaban esos carros para decirme que lo iban a suspender porque no tiene los cinco sentidos y le han tomado fotos así todo aletoso. Hace uno años, él tenía la costumbre de esconderse para asustar a la gente y ese día iba pasando una señora cuando él salió a asustarla y, de la rabia, esa señora lo encendió a golpes con el bolso, tanto así que, si no se lo quitan, lo habría dejado ahí, seguro no lo conocía”.

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