Diario del Huila

Entutelan para que las incluyan en el Programa de Ingreso Solidario

Ene 12, 2021

Diario del Huila Inicio 5 Actualidad 5 Entutelan para que las incluyan en el Programa de Ingreso Solidario

DIARIO DEL HUILA, ENFOQUE

Por Rolando Monje

Las trabajadoras domésticas llevan un peso desmedido por los efectos de la pandemia. Los últimos datos de la Encuesta integrada de Hogares, del Dane, muestran que más de 350 mil perdieron su empleo en el último año, especialmente a causa del confinamiento.

De 678 trabajadoras del servicio doméstico encuestadas por 16 organizaciones de la sociedad civil a comienzos de la cuarentena en Colombia, cerca del 90% estaban en sus casas confinadas y, de ellas, casi la mitad no recibían un salario, menos aún, ayudas que les permitieran paliar el efecto del encierro y sus precarias condiciones laborales.

Según Claribed Palacios García, presidenta de la Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del Trabajo Doméstico (Utrasd), nueve de cada 10 trabajadoras domésticas perdieron su empleo en medio de la crisis por el Covid-19, de acuerdo con un estudio realizado por 16 organizaciones sociales con 678 trabajadoras.

Hacer parte del programa de Ingreso Solidario les ayuda a solventar algunos gastos del hogar.

Y es que los lugares que más frecuentan las trabajadoras —hogares de otras familias y otros y medios de transporte—, resultaron siendo los más restringidos durante el confinamiento.

Preocupación, incertidumbre, hambre. En eso se ha convertido la pandemia para millones de personas que han perdido sus empleos en Colombia por el confinamiento. Entre ellas, mujeres cabeza de hogar que han reemplazado el miedo al contagio por el temor a no tener qué poner sobre la mesa cada mañana, a ser desalojadas.

Esta es la realidad que han tenido que vivir 24 mujeres, 15 de ellas migrantes y 9 trabajadoras domésticas, tres de ella de Neiva. A pesar de haber perdido sus empleos informales y de vivir en una situación crítica, no fueron incluidas en el Programa Ingreso Solidario (PIS), el subsidio que creó el Gobierno nacional para las familias pobres y vulnerables durante la pandemia.

El programa Ingreso Solidario fue creado en el marco de la respuesta ante la crisis económica y social desatada por la expansión del Covid-19. Su objeto era llegar a las personas que no estaban en ningún otro programa de asistencia del Estado con un giro mensual para ayudar a capotear los devastadores efectos de la pandemia.

La iniciativa es de vital importancia, pues en últimas llega a una población vulnerable económicamente y que en una buena porción labora en sectores plenos en informalidad, algunos de los cuales se cuentan entre los más duramente impactados por el parón económico inducido para mitigar la expansión del coronavirus.

Dejusticia asegura que las fallas en IS pueden estar dejando por fuera a un millón de hogares que precisan de este subsidio. La organización argumenta que “los criterios para escoger a las personas beneficiarias no son claros ni públicos”. Y enumera una serie de barreras para acceder al programa, como el requisito de puntaje de un puntaje mínimo en el Sisbén.

La exclusión de estas mujeres, que cumplen con los requisitos que se conocen para acceder al PIS, refleja las fallas del programa que existe para darles un alivio a las familias más afectadas de un país que se vio obligado, como el resto del mundo, a confinarse.

Este grupo de mujeres, acompañadas por Dejusticia, presentaron una tutela para pedirle al Gobierno que las incluya en el PIS de manera urgente. Además, que el juez ordene corregir los problemas que están alejando a tantas familias de ese ingreso mínimo.

Esta es la historia de tres de ellas, todas de Neiva, cuyos nombres han sido omitidos por Dejusticia para resguardar su privacidad.

CADA UNO DE LOS CASOS EN RECUADRO

La voz de las demandantes

Caso 1

Tengo 60 años. Nací y vivo actualmente en la ciudad de Neiva, Huila. Me separé hace 30 años de mi ex pareja. Estuve un tiempo viviendo en Bogotá, debido a que mataron a uno de mis hijos en Neiva, por lo que tuvimos que desplazarnos, aunque decidimos regresar tiempo después. Estoy inscrita en el Sisbén y tengo un puntaje de 30,84.

Solo estudié la primaria. No conté con los recursos necesarios para terminar el colegio y esta situación limita mis posibilidades de trabajo. Me dedico al trabajo doméstico y trabajo en lugares lejos de mi casa en el mismo municipio. Vivo en la zona de Timanco, pero mis diferentes lugares de trabajo siempre se ubican en otras zonas lejanas de la ciudad.

Ejerzo la jefatura de mi hogar. Tengo 4 nietos a cargo de 3, 5, 7 y 8 años, y vivo con ellos y con mi nuera. Ambas somos las encargadas de los 4 niños, aunque ninguna de las dos estamos trabajando. Ambas realizamos trabajo doméstico por días, pero por la pandemia la gente no nos ha querido contratar por miedo al contagio. A la fecha, como mi nuera y yo estamos desempleadas, nos dedicamos de forma total al cuidado de los niños y a realizar las labores del hogar.

Nunca he cotizado a pensión ni salud porque siempre se ha pagado mi trabajo por días en efectivo. Tampoco tengo cuentas de ahorros ya que todo lo que gano lo empleo en el pago de los gastos urgentes.

Mis nietos están escolarizados, pero como no tenemos internet ni forma de comunicarnos con el colegio ni dinero, no tenemos forma de que ellos puedan estudiar. Pese al hecho de que se trata de un colegio público no han recibido ninguna ayuda para seguir con sus estudios.

Los vecinos son quienes nos ayudan con algunas cosas para el sustento de nuestros nietos, sobre todo, en lo relacionado con la alimentación. Mi fuente actual de ingresos es únicamente la ayuda de los vecinos, y solo sirve para hacer mercado.

No hemos podido pagar arriendo, sin embargo, nuestro arrendador no nos ha exigido el pago. Adeudamos a las empresas de servicios públicos alrededor de 900 mil pesos.

Comemos generalmente dos veces al día. Antes de la pandemia comíamos tres veces diariamente de forma puntual, incluso les dábamos merienda a mis nietos y la comida era mucho más balanceada. Antes comíamos carne y pollo, pero ahora no podemos.

 

Caso 2

Tengo 27 años de edad. Vivo en Neiva y estoy inscrita en el Sisbén con un puntaje de 25,73.

Me gradué en el 2008 e inicié estudios técnicos en la Universidad Surcolombiana, pero no pude terminarlos por encontrarme en estado de embarazo. Sin embargo, tengo interés en terminar mi carrera para que mi acceso al trabajo sea mejor y pueda darle una mejor calidad de vida a mi familia.

Soy madre cabeza de familia. Actualmente vivo en una casa arrendada y tengo bajo mi cargo a mi hijo de cinco años. En este momento solo genero ingresos a través de algunos trabajos ocasionales de aseo por los que me pagan únicamente lo del día de forma informal, así como, mediante la venta de unos postres.

Mi hijo actualmente se encuentra escolarizado. Sin embargo, para que en la escuela le puedan dar acceso a las actividades de clase y los cronogramas, debo pagar una suma de dinero adicional que a la fecha no he podido pagar.

Actualmente, vivimos en una casa en arriendo, con un canon muy económico. Adeudo tres meses del pago del arriendo, este ha sido el gasto más difícil de sufragar durante la pandemia. Por ello, hasta ahora he podido ir abonando por algunos trabajos ocasionales y préstamos que he realizado a algunos de mis familiares.

Nuestra alimentación intenta ser balanceada y podemos comer bien a pesar de la crisis, únicamente gracias a que mis padres viven en el campo y nos regalan comida fresca y variada. Sin embargo, ha sido difícil comprar proteínas y el alimento que más consumimos en casa es el arroz y la leche.

Caso 3

Tengo 22 años de edad, estoy casada y vivo en la ciudad de Neiva. Estoy inscrita en el Sisbén con un puntaje de 36,86.

Cuento con nivel de estudios técnicos realizado en el Sena, sin embargo, mi trabajo es ser empleada doméstica. Me encuentro desempleada desde el año pasado, cuando me encontraba en mi segundo mes de gestación, pues fui despedida por encontrarme en estado de embarazo.

Ejerzo la jefatura de mi hogar. A la fecha, tengo a mi cargo el cuidado de mi madre de 59 años, mi abuela de 86 años, mi esposo y mi hija de tres meses de edad. Mi abuela es beneficiaria del programa ‘Colombia Mayor’. Yo soy la responsable de mi propio grupo familiar y en este momento no cuento con ningún tipo de ayuda económica para sostener a mi familia. Al estar desempleada, tenemos problemas de dinero. Mi fuente de ingresos económicos, al igual que la de mi hogar, depende del trabajo independiente que realiza por días mi esposo como albañil, el cual se vio perjudicado por la pandemia.

Nuestros ingresos no son suficientes para cubrir todos los gastos mensuales (comida, arriendo, salud, cuidados de la bebé, etc.). Me encuentro en mora con el arriendo y los servicios.

Nuestros ingresos no son suficientes para una alimentación adecuada debido a la crisis por la pandemia. Comemos dos veces al día, y la alimentación solo consiste en agua de panela, galletas, arroz y granos. Por falta de dinero, no consumimos proteínas, verduras ni frutas.

Las tres conocieron del Programa de Ingreso Solidario, y dadas sus condiciones de especial vulnerabilidad consideraron que debían ser incluidas en el programa y recibir una ayuda monetaria del Estado. Sin embargo, no han recibido una comunicación en que les digan que hacen parte del programa.

Tal vez te gustaría leer esto

Abrir chat
1
¿Necesitas ayuda?
Hola, bienvenido(a) al Diario del Huila
¿En qué podemos ayudarte?