Un trágico panorama se vive en la isla de Flores, Indonesia, tras una serie de erupciones volcánicas del monte Lewotobi Laki Laki que, según la Agencia Nacional de Gestión de Desastres, han cobrado la vida de al menos diez personas.
Las explosiones volcánicas, que comenzaron poco después de la medianoche del domingo al lunes, lanzaron columnas de ceniza marrón a una altura de 2.000 metros (6.500 pies), lo que desató incendios en edificios cercanos, incluido un convento de monjas católicas.
Firman Yosef, funcionario en el puesto de observación del monte Lewotobi Laki Laki, informó que las cenizas y el material incandescente se extendieron hasta 6 kilómetros (3,7 millas) desde el cráter, sepultando aldeas y obligando a cientos de personas a evacuar sus hogares. La devastación es visible en la zona, donde equipos de rescate han logrado recuperar los cuerpos de nueve víctimas, mientras que aún se busca un décimo cuerpo entre los escombros de las casas derrumbadas, señaló Abdul Muhari, portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres.
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El impacto de la erupción ha sido especialmente grave en un radio de 4 kilómetros (2,4 millas) desde el cráter, donde se encontraron los cuerpos, incluyendo el de un menor. Ante la creciente actividad volcánica, la agencia de monitoreo ha elevado el nivel de alerta del monte Lewotobi Laki Laki al máximo, ampliando la zona de exclusión a 7 kilómetros (4,3 millas) para proteger a la población de posibles nuevas erupciones.
Las autoridades trabajan contrarreloj en la búsqueda de más posibles víctimas y en la atención a los desplazados, quienes enfrentan una situación de incertidumbre y peligro mientras continúan las labores de rescate y evaluación de daños.
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