OPINANDO Y DANDO
Por: Faiver Hoyos Hernández
Email: faiverhoyos@gmail.com
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Luego de tantos “ires y venires”, pero sobre todo tras observar y analizar la alta crisis económica en el Departamento y Neiva, como ciudad capital, resulta urgente crear una estrategia de marca que le permita al Huila darse a conocer y proyectarse como una región pujante, turística, comercial, gastronómica, deportiva, productiva, hospitalaria, diversa, mágica, cultural y ambiental; eso sí, que sea muy diferente a las fiestas del San Juan y San Pedro. Sobre este asunto, sí que pudiéramos hacer un debate real, porque nuestros Gobernantes del pasado, poco hicieron por fortalecer las mismas como el patrimonio cultural que son.
Empecemos. Para nadie es un secreto que nuestras festividades han venido de a poco perdiendo su esencia. Lo que cada año retumba, ha llegado a convertirse en lugar común. La fuerza de otrora en lo folclórico ya no lo es. Sus críticas, algunas con sentido y razón, por los manejos comerciales han perjudicado y empañado su imagen. La fuerza e impacto del pasado no es la misma. La repetición de la repetidera con el Sanjuanero aburre. Los medios de comunicación especialmente los radiales, que durante décadas transmitían cada evento perdieron el interés. No hay un apoyo sincero y efectivo a los artistas regionales, a quienes se les contrata no por lo que verdaderamente cobran, sino por lo que al de turno en el D espacho le parece. Tremenda burla hacia ellos.
Y en ese hilo de experiencias narradas y vividas por quienes son protagonistas, los únicos beneficiados han sido los organizadores de conciertos, quienes en uno o dos días vienen y recogen el dinero por montones. A los músicos y orquestas de afuera les pagan hasta la risa. Con ellos no hay manera de imponer. A los mánager no existe poder humano de pedirles rebaja, mientras que a los artistas locales se les condena a tarifas irrisibles, que muchas de ellas les pagan meses después. A los foráneos hay que pagarles la totalidad de sus cuentas antes de subir a tarima. Insólito.
El evento como marca al que me refiero debe estar sincronizado con los aspectos que señalé al inicio. Bogotá, Cali y Medellín, son ejemplo, y como grandes ciudades han picado en punta en el país al ser confirmadas verdaderas potencias a la hora de ser designadas sedes de grandes cumbres. Actualmente la COP16 ha permitido que los ojos del planeta miren hacia la capital de mundial de la salsa. En escala Barranquilla, Cartagena y Bucaramanga sobresalen por temas similares. Más abajo otras capitales colombianas cobran importancia, entre ellas: Manizales, Ibagué, Pereira y Quindío; que siendo muy al corte de Neiva le llevan años luz.
El desarrollo vial, la seguridad, el apoyo a la economía regional potencializando el turismo, la inversión en tecnología, las alianzas interinstitucionales, en donde el sector público y el privado se unen para luchar por un solo propósito; son elementos que marcan diferencia. Y qué decir del trabajo en equipo de la clase política, que lucha por el bienestar de sus gentes. En Neiva y el Huila tenemos cinco congresistas, pero tres de ellos hacen oposición al Gobierno, sin razón, hundiendo en ocasiones proyectos que favorecerían muchísimo a la alta clase trabajadora y humilde del Huila. Pellizquémonos, porque como vamos iremos perdiendo más lugares de privilegio, que en el pasado en los índices de competitividad nos daban una mejor calificación y eso para no referirme a la clasificación en los niveles educativos, los cuales son paupérrimos. Dura realidad!!!