Por: Carlos Tobar
Estábamos advertidos de que una ola de calor extremo acechaba sobre la región. Particularmente en la zona norte que se caracteriza por su condición de aridez. El bosque seco tropical es el suelo que la cubre. Municipios como Neiva, Palermo, Aipe, Villavieja, Campoalegre y otros tienen esa condición natural.
Que se desataran los incendios en los suelos resecos de esos territorios era previsible. A todos los funcionarios de las instituciones que deben velar por prevenir, atender, mitigar y apagar, los hechos los desbordaron. La impotencia frente a la voracidad de las llamas es evidente. La ciudadanía inerme clama desesperada para que los que tienen la obligación de orientar esta batalla por la vida natural, actúen. Que dirijan, que convoquen, que tengan planes claros para atender los desastres y, sobre todo que, concentren los recursos escasos para atenderlos.
Fuera de los anuncios de las oficinas de prensa y propaganda oficiales no hay nada serio, cierto, seguro. Son monumentos a la desidia, la incapacidad, la ignorancia y la inacción. Desde el gobierno nacional con la tristemente célebre UNGRD, la pomposa Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, pasando por la oficina de desastres de la gobernación o las eunucas alcaldías municipales, o las minusválidas unidades de bomberos, o la defensa civil o, un largo etcétera. Porque para crear organismos fantasmales somos campeones mundiales (lo importante es que pongan votos).
Lo único cierto es que día tras día vemos con angustia como se queman miles y miles de hectáreas de valles y montañas, donde se arrasan fuentes de agua, bosques y praderas, flora y fauna nativas…, esperando que el tiempo o una lluvia providencial nos resuelva el problema.
Entidades como la Corporación del Alto Magdalena – CAM, brillan por su ausencia y su ya proverbial inutilidad. Con los cuantiosos recursos que recibe que se supone deben destinarse a la promoción y preservación del medio natural: ríos, bosques, llanuras, montañas…, en una labor de planeación del territorio juiciosa y metódica, la verdad es que poco puede mostrar. Con ya treinta años de existencia debiera tener un conocimiento detallado del estado del medio natural en todo el territorio huilense y una respuesta preventiva frente a amenazas de desastre. Pero, tristemente, nada de nada: ni para dar declaraciones en los medios.
Finalmente, no me da pena decirle al señor gobernador, Rodrigo Villalba Mosquera, que él y su equipo de gobierno llegaron en este caso a su nivel de incompetencia. No es posible que se estén resignando a ver como desaparecen riquezas naturales vitales para la vida de los huilenses. Aspirar a gobernar es tener respuestas a los múltiples y complejos problemas de una sociedad que hace mucho tiempo perdió el rumbo. No le voy a exigir que todo lo tiene que saber, pero si tiene el compromiso de conformar un equipo de gobierno capaz, con el conocimiento suficiente para abordar con eficiencia los problemas que afecten la vida del pueblo. Que no sean simples cuotas políticas, buenos para levantar votos, pero nada más.
En este país se nos está acabando el tiempo. La sociedad que hemos logrado construir se está desintegrando ante nuestros ojos y los problemas del clima o el territorio o la seguridad no se resuelven con ocasionales PMU.
Neiva, 16 de septiembre de 2024