A través de esta tribuna, hemos venido planteando nuevas alternativas para que el gobierno del presidente de Gustavo Petro pueda atender las crecientes demandas sociales. Somos conscientes que tenemos un abultado déficit fiscal. Pero existen nuevas fuentes de financiamiento que pueden adoptarse para obtener recursos frescos para mejorar el bienestar de las familias colombianas. Pero los tiempos peores están por llegar. La reforma tributaria que actualmente cursa en el Congreso de la República se convierte en un campanazo de alerta que indica que no se puede seguir afectando el precio de los bienes y servicios y, por ende, el bolsillo de los colombianos.
El sofisma de distracción como no lo han hecho creer que solo afectará a los grandes conglomerados económicos del país, no es cierto. Todos los expertos coinciden en que cualquier modificación a la estructura tributaria del país, se trasladan vía precios a toda la sociedad colombiana. Además, crecen los temores de un inevitable deterioro de la economía global, que impactaría a toda la sociedad colombiana. Ya tenemos una inflación desbordada del 11,44% durante los últimos 12 meses. La más alta en los últimos 23 años. Y adicionalmente las tasas de interés aprobadas por la Junta del Emisor, el último viernes del mes anterior, ascendió al 10%. Fatal.
Consideramos que el gobierno de Petro está bien intencionado. Pero debe ser racional y coherente con las condiciones macroeconómicas reales que está viviendo actualmente el país. El palo no está para hacer cucharas. El Congreso debe superar el ánimo revanchista contra algunos sectores de la producción nacional. Recuerden que son los mayores generadores de empleo. Sería interesante conocer públicamente la posición asumida de los únicos cuatro congresistas huilenses, para que el constituyente primario pueda tomar decisiones en las próximas elecciones cuando busquen su reelección. El pueblo no olvida. Ustedes no pueden contribuir al proceso de empobrecimiento del pueblo colombiano.
