El presidente Gustavo Petro, dejó de su estado anímico durante la posesión de la nueva Defensora del Pueblo, Iris Marín, en Nuquí, Chocó.
El mandatario, confesó que su ausencia en un importante encuentro con la Corte Suprema de Justicia no fue por desinterés, sino por un dolor personal profundo: la partida de su última hija (Antonella) del país.
Petro expresó: “Mi hija decidió irse. Es la última que tenía. Realmente estoy triste. Vacío. Sin embargo, quise venir por el compromiso para posesionarla a usted, Defensora del Pueblo, aquí, en el Chocó. Significa mucho. Tenía ayer un discurso preparado ante la Corte Suprema de Justicia. Era bonito”.
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A pesar de su tristeza, Petro cumplió con su compromiso de posesionar a Marín, quien asumirá el cargo en reemplazo de Julio Luis Balanta Mina.
“Me toca vivir estos dos días en medio de mi luto porque mi última hija se va, incumplí actos públicos, pero no tenía la fuerza para pararme ante un auditorio y hablar cuando mi corazón estaba llorando. Mi hija ha sufrido persecución psicológica”, agregó Petro.
La nueva defensora del Pueblo, en su discurso de aceptación, prometió liderar una institución con un equipo directivo diverso, mayoritariamente compuesto por mujeres con formación en derechos humanos, y que trabajarán con independencia y vocación de servicio.
“Me comprometo a que la Defensoría del Pueblo estará liderada por un equipo directivo con trayectoria y formación en derechos humanos, diverso y mayoritariamente conformado por mujeres que ejerzan su labor con independencia de sectores de poder, que sean incorruptibles y que tengan vocación de servicio por la comunidad”, señaló la funcionaria.
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