Por: Santiago Ospina.
A lo largo de la historia Europa ha sido un socio comercial clave para productores y exportadores de café colombiano. Su mercado representa una cuota cercana al 20% del total de las exportaciones que realizamos anualmente, primando destinos como Alemania y Bélgica, acompañados de otros mercados relevantes como Países Bajos, España, Francia e Italia. Adicional a esto, países como Alemania y Suiza han sido líderes en la cooperación en materia de financiación y desarrollo para la innovación y sostenibilidad de la industria cafetera en Colombia.
El mercado europeo es particular, pues es uno de los más exigentes en cuanto a políticas sostenibles, no sólo hacia el sector de alimentos sino con la generalidad de sus industrias. Su consumidor tiene una mayor consciencia acerca del impacto ambiental y la desigualdad que enfrentan los productores, a veces acompañada de políticas de compra o sueldos que no les benefician, y reconocen que su decisión en la compra puede jugar un rol relevante para revertir malas prácticas sociales y ambientales en los lugares de producción.
Desde hace algunos meses la Unión Europea comunicó a los países productores y principales importadores el Pacto Verde, una próxima normativa que no permitirá el ingreso de café colombiano, o de ningún otro país productor, que no cumpla con políticas de deforestación. Esta decisión ha obligado a caficultores y comercializadores a trabajar juntos para adaptarse velozmente a las nuevas políticas. En Entorno, por ejemplo, compartimos información y oportunidades relevantes para que los productores de nuestra comunidad puedan aprender y adaptarse a estas nuevas normativas que pueden verse como una barrera, o como una oportunidad, dependiendo de la perspectiva del analista.
Ágiles al cambio, el pasado 29 de abril el gerente de la FNC Germán Bahamón, anunció las primeras exportaciones de café colombiano libre de deforestación hacia Europa, proveniente de 64 fincas del Departamento del Huila y verificadas gracias al apoyo de entidades como SICA y Global Forest Watch.
Por otro lado, otros de los grandes jugadores se prepara para su primer envío. Se trata de RACAFE, y se estima que juntos lograrán cerca de 40 toneladas de café sostenible certificado por Rainforest Alliance. Aunque aún no entra en vigencia el Pacto, y no lo hará hasta finales del 2025, esta respuesta audaz demuestra a importadores y entidades europeas el liderazgo en innovación y calidad que mantiene Colombia con su industria insignia.
Estas grandes organizaciones disponen de herramientas que les permiten adaptarse a un ritmo mayor que un caficultor promedio. Al menos eso pensaría uno, pero realmente no es así. Diversos programas de la Unión Europea, la FNC, ProColombia y cámaras de comercio bilateral están buscando productores que quieran ser apoyados para adaptarse a las futuras normativas.
Mi invitación no sólo se extiende a los caficultores, sino también a las empresas que comercializan café, a que ayuden a canalizar estas ayudas hacia el caficultor final para que juntos logremos aumentar la competitividad del país en un producto clave para nuestra balanza comercial y bienestar social.
Con el aroma de un café huilense cultivado bajo prácticas sostenibles los saludo,
Santiago Ospina López.
