Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa
Comenzaba a escribir sobre la compra del diario El País de Cali por parte de la Revista Semana y el grupo Gilinski, en cabeza de su presidente Gabriel Gilinski, cuando me enteré de la renovación de la Acreditación Institucional en Alta Calidad Multicampus de la Universidad Surcolombiana y decidí reorientar el contenido de mi columna de opinión de hoy.
Sabemos que la Acreditación en Alta Calidad es el acto por el cual el Estado adopta y hace público el reconocimiento que pares académicos altamente calificados, hacen de la comprobación que efectúa una institución sobre la calidad de sus programas académicos, su organización, funcionamiento y el cumplimiento de su función social, constituyéndose en instrumento para el mejoramiento de la calidad de la educación superior (Tomado de los antecedentes de la Resolución 000023 del 11 de enero de 2023).
Recordemos que el Ministerio de Educación Nacional otorgó en el 2018 la Acreditación Institucional de Alta Calidad a la USCO, por un término de cuatro años, con lugares de desarrollo en Neiva, Pitalito, Garzón y La Plata; y para su respectiva renovación, se elevó la solicitud al Consejo Nacional de Acreditación en el año 2021.
De tal manera que mediante la Resolución 000023 del 11 de enero de 2023, se renueva el término de la acreditación por seis años más, con lo cual la institución debe comprometerse a mantener activos y en constante crecimiento positivo y mejora, los aspectos que dieron sustento a dicha renovación.
Cabe traer a colación que, la Acreditación de Alta Calidad es un proceso eminentemente académico, que se concibe como un mecanismo para la búsqueda continua de mayores niveles de calidad en la educación superior. Este instrumento se encuadra en las políticas estatales e institucionales de “Fomento de la Calidad de la Educación”.
No puedo dejar de sentirme orgulloso al ser doblemente egresado de esta magnífica Alma Mater, por estos importantes y trascendentales logros, sobre todo porque desde hace cerca de tres décadas he estado vinculado a la misma y he conocido de cerca las luchas y los procesos que se han tenido que dar y surtir para llevarla al lugar en el cual se encuentra ahora.
Esa dinámica propia que ha adquirido, gracias a la pertenencia de quienes viven y sienten la universidad, es precisamente la que ha permitido que mantenga un ritmo de mejora continua, encaminada siempre hacia la alta calidad institucional, lo cual categoriza vigorosamente a quienes hacen parte de sus diferentes estamentos.
Sea esta la oportunidad para felicitar a su rectora, la profesora Nidia Guzmán Durán, al jefe de aseguramiento de calidad Carlos Emilio Ardila, a los vicerrectores, decanos, jefes de programa, directores de las diferentes dependencias, investigadores, docentes en general, estudiantes y administrativos todos, por este magnífico y significativo reconocimiento.
Cierro con esta frase de John F. Kenedy: “Pensemos en la educación como el medio para desarrollar nuestras mejores habilidades, porque en cada uno de nosotros hay una esperanza y un sueño privado que, cumplidos, pueden traducirse en beneficio para todos y mayor fortaleza para nuestra nación”.
