Atalaya
Libardo Montealegre Murcia
Hace algún tiempo, una tortuga se encontraba retozando en un riachuelo disfrutando de una soleada mañana, al poco tiempo escuchó que una voz la llamaba desde una de las orillas del río -Tortuga, tortuguita, ven por favor-, como todos sabemos, las tortugas de río son básicamente animalillos de buen corazón, así que sin dudarlo un segundo la tortuga se acerco confiadamente a la voz que la llamaba.
Al llegar a la orilla del río, la tortuga se llevó un gran susto al advertir que el dueño de la voz que la llamaba era un escorpión negro, como todos sabemos esos animales son extremadamente peligrosos por lo que la tortuga (ingenua al fin y al cabo) le preguntó sin acercarse a la orilla:
-¿Qué quieres de mí escorpión?- A lo que el otro respondió,
-Pequeña tortuga, tengo una urgencia y debo cruzar hacia el otro lado del río, ¿serías tan amable de ayudarme a cruzar llevándome sobre tu lomo?-
La tortuga solo tardó un instante en pensar para decirle al escorpión -No te llevo, porque eres un escorpión y en cuanto me acerque a ti, me vas a picar y me vas a matar-
Al escuchar estas palabras el escorpión rompió a llorar a mares y usando un tono lastimero le dijo a la tortuga:
-En verdad necesito cruzar al otro lado y no tengo tiempo para dar un rodeo, es una pena que no me quieras ayudar solo por que soy un escorpión, yo no tengo la culpa de ser lo que soy-
La pobre tortuga, que era de buen corazón, estuvo a punto de ayudarle al escuchar el llanto, pero recordó que los escorpiones son animales que son capaces de picar a otro y matarlo solo por placer, así que comenzó a alejarse y le dijo al escorpión:
-Lo siento mucho, pero no debo de ayudarte, porque me matarías-
El escorpión desesperado le dijo:
-Tortuguita, por favor espera, te propongo lo siguiente; Tu sabes que yo no sé nadar, ¿verdad?-
-Sí- Contestó la tortuga un poco intrigada.
-Y sabes también, que lo único que a mí me interesa es cruzar al otro lado, ¿verdad?-
-Sí- Dijo una vez más la tortuga.
-Pues entonces qué te parece si solo te acercas a la orilla lo suficiente para que yo pueda llegar a tu lomo mediante un salto, de ese modo estarás segura de que no te puedo picar cuando te me acerques, también estarás segura de que no te puedo picar cuando me estés llevando, por que si te hundes tu, pues yo también me hundiría y moriría junto contigo. Por favor tortuga, por favor hazme ese gran servicio, sabes que si te pico pierdo yo tanto o más que tu-
La pobre tortuguita no sabía qué hacer y repasó mentalmente el plan del escorpión y pensó para sus adentros “Debe estar muy desesperado para pasar al otro lado ya que está poniendo su vida en mis manos”, y sin más, se decidió. -Está Bien- Dijo -Súbete, te llevo-.
El escorpión muy agradecido saltó al lomo de la tortuga y esta inició su recorrido silbando una alegre melodía, sin embargo al llegar a la mitad exacta del río la tortuga sintió el terrible piquete del escorpión en la base de su cuello, atónita al tiempo que sentía como su cuerpo se entumecía y comenzaba a hundirse, solo pudo voltear a ver al escorpión y preguntarle -¿Qué pasó?- a lo que el escorpión respondió antes de ahogarse -No lo pude evitar, es mi naturaleza…-
Moraleja: Lo único a lo que nadie puede traicionar, es a su propia naturaleza. Viendo las actitudes y declaraciones de estos días de los voceros del Pacto Histórico en el país, juzguen mis amigos lectores si la fábula deja de ser fabula y pareciera convertirse en terrible realidad para nosotros.