El papa Francisco ha asegurado una influencia duradera en el futuro de la Iglesia Católica al nombrar cerca del 80% de los cardenales electores que participarán en el próximo cónclave. Desde su elección en 2013, Francisco ha acelerado el ritmo de designación de cardenales, superando a sus predecesores y garantizando una composición del Colegio Cardenalicio que refleja su visión de una Iglesia más inclusiva y representativa.
De los 141 cardenales que tienen derecho a voto en la elección de su sucesor, 111 fueron designados por Francisco, mientras que 24 provienen de las nominaciones de Benedicto XVI y seis de Juan Pablo II. Este dominio en el órgano electoral asegura que las futuras decisiones de la Iglesia estén en sintonía con las reformas y principios que el pontífice ha promovido a lo largo de su papado.
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La estrategia de Francisco también se ha enfocado en equilibrar la representación global y en rejuvenecer el Colegio Cardenalicio. Ha incluido prelados de regiones previamente subrepresentadas como Asia, África y América Latina, aumentando el número de países en el cónclave de 89 a 94. Además, ha logrado reducir el promedio de edad de los electores de 71 a 69 años, favoreciendo una base más joven y diversa para la toma de decisiones.
Con estos nombramientos, Francisco asegura que su legado y su enfoque pastoral se mantendrán en la Iglesia, marcando un precedente significativo en su estructura. Su apuesta por una Iglesia que abarque las “periferias” y promueva la inclusión queda evidenciada en la selección de cardenales de diversas culturas y contextos.
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En su duodécimo año al frente de la Iglesia Católica, el papa argentino consolida así su influencia y establece las bases para que su visión de una Iglesia enfocada en la misericordia, la diversidad y la inclusión prevalezca en el Vaticano, incluso después de su eventual sucesión.