OPINANDO Y DANDO
Por: Faiver Hoyos Hernández
Email: faiverhoyos@gmail.com
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Nuevamente los malos comportamientos en los estadios del fútbol en el país obligan a las autoridades deportivas, administrativas y fuerza pública a tomar decisiones. No puede ser posible que los mismos jugadores protagonicen acciones que contribuyen con la bronca entre una y otra barra (Dorlan Pabón prefirió no ser capitán con Envigado, para no salir con la camiseta de Millonarios en una orden que había impartido Dimayor para bajar la temperatura a la violencia en los estadios). La batalla campal vivida en Medellín entre hinchas de Atlético Nacional y Júnior por la Liga profesional merece ser revisada con lupa para que ojalá se logren judicializar a quienes han generado los desmanes y de paso pusieron en riesgo la vida de miles de personas.
Si bien los altos directivos del fútbol colombiano están en la obligación de garantizar la mayor tranquilidad en los escenarios deportivos, máxime cuando ellos advierten que son espectáculos privados y se reservan el derecho de admitir y avalar el ingreso a quienes consideran, está claro que cualquier evento de ese nivel que ponga en riesgo la estabilidad y genere desórdenes obliga a Alcaldes y Gobernadores a tomar medidas, más aún cuando de allí se originan conflictos como el vivido recientemente en el “Atanacio Girardot”.
En un caso como este, de inmediato se activan la totalidad de los protocolos que a manera de PMU deben ser instalados previo a cada encuentro. Esos Puestos de Mando Unificado aglutinan a las instituciones encargadas de velar por la protección a los derechos fundamentales y la vida es uno de ellos. La seguridad privada que se contrata por los clubes si la hay, no tiene la autorización para reaccionar como debe ser. Hay unos límites al uso de la fuerza y de ninguna manera pueden sobrepasarse sobre la población civil. Tendrá que ser la policía -si se dan las autorizaciones- la que intervenga porque tiene la capacidad y es su deber, evitar desmanes que sobrepase los límites y genere situaciones lamentables.
Aplausos para el Director de Inderhuila Felipe Victoria, quien el pasado domingo presentó oficialmente en Neiva la estrategia Escuelas y Clubes Para La Paz, que pretende llevar de manera gratuita en cada jornada del fútbol colombiano y del Atlético Huila en particular, a niños y niñas opitas para que acompañen al onceno auriverde. Es la manera para que las nuevas generaciones se empoderen del club y sientan arraigo por la institución, pero sobre todo con hábitos y conductas fundamentadas en respeto y disciplina.
A los estadios debe irse a disfrutar del espectáculo no a crear espacios de violencia. Distinguir que en el deporte hay protagonistas y antagonistas. Los colores de las camisetas para nada deben despertar odios. La sana convivencia debe perdurar por siempre. Nadie debe estar armado en un escenario deportivo. Valoramos los esfuerzos del Estado que ha querido implementar cámaras con reconocimiento facial, para así identificar aquellos delincuentes y criminales que se esconden detrás de una camiseta. La judicialización a estos mal llamados “barras bravas” es urgente, porque los estadios no pueden seguir siendo centro de atención por actos en donde se asesine y se violente a jóvenes y personas indefensas. La fiesta del fútbol merece ser vivida y disfrutada en paz.