Diario del Huila

Futuro de incertidumbre

Jun 25, 2022

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Ernesto Cardoso Camacho

Los colombianos decidimos nuestro inmediato futuro con las mayorías obtenidas por el Pacto Histórico de Petro y sin duda alguna es un futuro plagado de incertidumbres. El esfuerzo electoral de quienes acogimos la opción del ingeniero Hernández no fue suficiente para alcanzar la victoria. Una vez más se comprobó la alta polarización política que fractura a la sociedad colombiana, prácticamente dividida en dos mitades y el evidente contrate geográfico que refleja la diversidad territorial y cultural que nos caracteriza.

Lo más importante del resultado final es que se ha fortalecido nuestra frágil democracia por el incremento en la participación electoral, aunque todavía un alto porcentaje cercano al 43% no se siente atraído hacia las urnas.

Es positivo que haya comenzado en forma tranquila la transición hacia el nuevo gobierno. Duque entrega un país con altos niveles de desempleo; un hueco fiscal aproximado a 75 billones de pesos; una deuda pública muy alta; un congreso con sobredosis de mermelada; una justicia lenta y con altos niveles de impunidad; inseguridad en las ciudades y violencia narco-guerrillera en los territorios; y corrupción política que ha penetrado todas las esferas del poder. No hubo coraje ni voluntad para liderar desde el gobierno las inaplazables reformas estructurales.

Esta herencia, en la que en parte concurrieron los estragos económicos y sociales derivados de la larga pandemia, le pasaron factura al gobierno y potenciaron las posibilidades electorales del Pacto Histórico. Lo único realmente rescatable del gobierno fue su acertado manejo de la vacunación contra el Covid; pues sobre la reactivación económica de la que tanto se ufana, existen serias dudas acerca de la confiabilidad de las cifras que hoy muestran una proyección de crecimiento cercano al 10% para 2022.

En los demás aspectos trascendentes de su gestión, se demostró que al presidente Duque le faltaba experiencia; razón por la cual fue víctima de un sanedrín meloso y excluyente que inclusive afectó a su propio partido el CD. Bastaría recordar como al comienzo de su mandato, la imposición de la Cruz de Boyacá al senador Macías y el apresurado anuncio en San Agustín en el sentido que el régimen de Maduro “tenía sus días contados”, fueron hechos premonitorios de su injustificada ingenuidad.

El consenso es amplio e indiscutible. Los partidos y sus voceros fueron rechazados de manera contundente por los electores cansados de la corrupción y de su ineficacia para escuchar y atender los reclamos de la ciudadanía y aún de sus propias bases militantes. El fenómeno del candidato Hernández, así como los buenos resultados de Petro explican con sobradas razones esta afirmación. El cambio del sistema político es un clamor imposible de eludir.

En este contexto de las realidades nacionales llega a gobernar la tendencia de la izquierda radical, acompañada de la social democracia liberal y de los movimientos sociales, culturales y ambientales históricamente excluidos de la gobernanza centralista y elitista desde Bogotá.

Para lograr la victoria este amplio movimiento político aglutinado en el Pacto Histórico, ofreció un discurso altamente ideologizado y agresivo contra el establecimiento, donde el candidato Petro y su equipo estratégico recurrieron a ciertos excesos que superaron las líneas éticas de la confrontación política. De esta manera, lograron revertir una tendencia desfavorable de la primera vuelta y sorprendieron a la campaña del ingeniero que no tuvo capacidad de reacción oportuna.

Todo lo anterior conduce a pensar que el futuro decidido por esas mayorías electorales es incierto e impredecible. El discurso petrista y sus ofertas programáticas, despertaron fundados temores que obligaron a rectificar en unos casos y en otros a morigerar su contenido, específicamente en relación con el compromiso de no pretender atornillarse en el poder como ocurrió en ciertas vecindades.

Lo que estamos presenciando en estos días de la transición indica que consolidarán una aplanadora legislativa en el congreso lo que nos permite recordar la experiencia santista para la aprobación de los acuerdos de La Habana. Dios quiera que no caigan en la humana tentación de abuso de poder para avasallar a sus opositores y restringir los valores democráticos.

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