Por: GERARDO ALDANA GARCÍA
Los cafeteros viven desde mediados de junio del presente año, la época de sus vacas flacas. Lo hacen por cuenta del precio de la carga del grano pergamino seco que actualmente ronda en el mercado el valor de $1.255.000, según cifras de la Federación Nacional de Cafeteros a domingo 30 julio de 2023, registrando una baja altamente sensible frente a los $2.225.000., que tuvo en domingo 31 de julio de 2022. Desde entonces, el precio interno ha venido bajando de manera progresiva, mientras que los insumos que se treparon notablemente no han cedido en proporción directa, afectando la economía familiar del cafetero. En el Huila hay cerca de 85.000 familias cafeteras que en su totalidad siembran más de 145.000 hectáreas de café, y es este conglomerado el que cada día siente cómo su economía se mengua sensiblemente.
Sin embargo, aquellos cafeteros que, dada su experiencia en el sector, han aprendido a no vivir del monocultivo, han dejado fracciones de su finca para mantener algunos semovientes tipo leche o carne. Al escuchar a la Gerente del Comité de Ganaderos del Huila Luceny Muñoz, me daba mucha alegría ratificar una vez más que la ganadería es una importante alternativa garantista de sostenibilidad del cafetero en épocas tan difíciles de precios bajos del grano. Por supuesto que es a la vez una oportunidad de acrecer el capital del caficultor-ganadero, cuando en los mejores momentos del grano, sus vacunos le prodigan ingresos que puede convertir en ahorros o nuevas inversiones. Existe una clara inclinación del cafetero a querer ver la totalidad de su finca cultivada solo en el grano. Recuerdo la finca La Cuchilla, Vereda El Garrucho, en Gigante, que fuera propiedad de mi padre José Vicente Aldana Narváez, misma que luego comprara el agricultor Hermógenes Méndez. Eran 60 hectáreas en las que mi padre, además de café, siempre tuvo ganado de leche, novillas de vientre y algunos ejemplares para carne. Hace algunos meses visité el predio, tras la huella de recuerdos verdes y rojos del grano, y del relincho de algún caballo y lo mejor para mí, el olor de aquel corral hecho en guadua, fertilizado por el alma de bovinos cuyo bramar matutino hacía coro con el canto de gallos sobre orgullosos árboles de Liberal. La verdad, de entrada, me dio una especial tristeza al ver un desierto verde; si, los potreros fueron puestos todos en café. Un café vigoroso crecido en la ubérrima tierra que hace cerca de 100 años cuidara para el ganado, mi abuelo Jesús Antonio García Perdomo y mi abuela Mercedes García.
Le hace bien al caficultor dejar media, una o hectárea y media, para cultivar allí la ganadería; eso sí, con técnica y tecnología en procura de hacer eficiente y rentable la producción. Los viejos dicen, y también hoy lo repetimos, el ganado es un cheque al portador. El ganado es ganado, es decir que, de entrada, quien en ello invierte, siempre lleva las de ganar.
