La dinámica avasallante de los acontecimientos que marcan el devenir histórico de la humanidad son examinados por cada persona y con ellos construye su propia experiencia de vida. Los columnistas, analistas, historiadores, pensadores y periodistas los examinan con rigor para interpretar sus consecuencias en el destino de los pueblos.
El desarrollo científico y tecnológico cada día más sorprendente, a veces no permite que la experiencia humana logre dimensionar con suficiente discernimiento, hacia donde apunta el destino final de la humanidad en su permanente evolución. Ello explica que existan diversas teorías, unas catastróficas, otras más consecuentes con la inteligencia humana y algunas cargadas de simbolismos donde priman el sentido místico y religioso, inspiradas en la trascendencia espiritual.
El calendario que marca de manera caprichosa la culminación de un período de tiempo relativo, induce a reflexionar sobre lo pasado, lo presente y lo futuro.
En este ejercicio natural de la experiencia humana siempre aparecen sentimientos encontrados donde el denominador común es la incertidumbre.
No obstante, siempre predominan la gratitud y la esperanza como fuerzas que sostienen la razonable necesidad del ser humano en alcanzar los objetivos de progreso personal, familiar y social.
Gratitud por los logros alcanzados a pesar de las dificultades y esperanza en que el nuevo calendario permita afianzar y consolidar sus más caros anhelos.
Quienes somos creyentes tenemos un motivo adicional para agradecer y confiar, pues reconocemos nuestra condición de hijos del Creador del universo a quien debemos honrar respetando nuestra propia vida y la de los demás seres vivientes creados en su infinita misericordia; y confiando en que con su protección amorosa siempre nos animará a persistir en nuestros sueños de una humanidad fraterna, donde brillen la justicia y la paz.
Es entonces el tiempo para agradecer y confiar. La reflexión serena y objetiva nos debe conducir a corregir las falencias y acentuar las virtudes. Todos nos merecemos un mundo mejor, pero debemos aceptar que ello está en nuestras manos y depende de nuestra voluntad el conseguirlo.
Gracias amables lectores por su paciencia y comprensión. Que el Señor bendiga todos sus hogares, proyectos y sueños. Felicidades en este nuevo calendario.