Por: Ariel Peña
Al igual que Hugo Chávez en Venezuela, quien manifestó al comienzo de su gobierno que “ la revolución no necesita de los sindicatos”, el presidente Gustavo Petro hace pocos días dijo: “Dónde están los trabajadores en la calle, que el primero de mayo, si el primero de mayo siempre salen como ir a misa los domingos, pero se está debatiendo el futuro laboral de millones de personas y dónde están esos millones de personas”; con esas expresiones se puede deducir que el gobierno reconoce que han fracasado las movilizaciones a favor de las reformas; sin embargo el presidente porfiadamente invita a marchar junto a él, este próximo 7 de junio, no obstante los fiascos de las pasadas movilizaciones gobierneras.
Buscando quedar bien con Petro a pesar de su desprecio, de manera lambona y oportunista dirigentes de las centrales sindicales, anuncian que se movilizaran a nivel nacional el 7 de junio, lo que también demuestra el masoquismo de dichos dirigentes; por fortuna la CGT que agrupa al Sindicalismo Democrático, en un comunicado ampliamente difundido el pasado 31 de mayo, rechazó la supuesta participación de esa confederación en la marcha del 7 de junio de 2023, enfatizando que las organizaciones sindicales deben actuar con autonomía e independencia, frente a los gobiernos, sea el que sea; algo que han sido las bases fundamentales en donde descansa la unidad y la solidaridad del movimiento de los trabajadores durante cerca de 200 años.
En lo que no se equivocó el presidente Gustavo Petro, fue en su apreciación acerca del primero de mayo, que es una fecha que pertenece únicamente a los trabajadores, y ningún gobierno, la pueden utilizar como se pretendió este año en Colombia; dado que el carácter libertario e internacionalista de esa fecha ha demostrado que ninguna doctrina totalitaria se puede apropiar de algo que patenta el heroísmo y el sacrificio del movimiento obrero a nivel mundial.
Una traza de la secta marxista leninista que hace parte del gobierno, es confundir la lucha social que es inherente a todos los seres humanos con la lucha de clases, que es una entelequia del comunismo totalitario, para crear una asimetría maquiavélica y confundir a las personas sembrando el odio, buscando satisfacer sus apetitos burocráticos, de ahí que se exalta al tal “sindicalismo clasista”, que es una invención para vender la idea de que la doctrina de los trabajadores como por arte de magia es la marxista, lo que constituye una estupidez que ofende a la democracia, la autonomía y el pluralismo que deben ser el común denominador del sindicalismo.
De manera que los dogmas del señor Karl Marx del siglo XlX, quedan desvirtuados con lo sucedido en China que entró desde hace décadas en la economía de mercado, y al igual que con la caída del muro de Berlín en 1989, se demostró que el comunismo no tiene ni vigencia ni defensa, ya que sus armas durante su escabrosa existencia han sido la violencia y la mentira que le sirven para tomarse los gobiernos en algunos países especialmente en los más atrasados, y de esa manera montar camarillas genocidas y burocráticas que enajenan y envilecen a los pueblos mediante el crimen y la tortura, como ocurre en Latinoamérica en naciones como: Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Así que el “sindicalismo clasista” que eructan las fuerzas totalitarias en Colombia, no es más que un paralogismo que busca convertir al sindicalismo en activo del comunismo para quitarle su autonomía, siguiendo las enseñanzas del genocida Vladímir Lenin; también Karl Marx planteaba que los obreros se tenían que comportar como un rebaño siguiendo únicamente las orientaciones del partido; con lo que se niega el talante libertario de las organizaciones de los trabajadores que es la impronta desde los albores en las primeras luchas obreras, siendo el caso más emblemático el de los Mártires de Chicago en 1886, quienes abrazaban los ideales anarquistas y, gracias a la lucha de ellos se conmemora el primero de mayo fecha a la cual se refirió Gustavo Petro, eso sí, ignorando que la postura ideología de los Mártires de Chicago estaba en las antípodas del absolutismo marxista que es seguido por el presidente.
Hay que reafirmar que el marxismo jamás puede ser precepto para la acción de los trabajadores, ni mucho menos la lucha de clases puede ser el motor de la historia que nos guía a un mundo mejor, sino que como logia perversa lo que pretende es subyugar a los pueblos mediante fórmulas totalitarias, que inevitablemente llevan a la esclavitud política, que es el culmen del comunismo para expoliar a las naciones, como lo ha demostrado el comunismo en su tenebrosa existencia.
Entonces, es innegable que el presidente Petro, utilizó al sindicalismo para llamar a los paros nacionales de 2019 y 2021, lo que le sirvió para alcanzar la jefatura del estado en las elecciones del 2022, pero ahora, no necesita que los sindicatos convoquen, pues las centrales obreras por sus fracturas internas producidas por la elección del actual gobierno no tienen la capacidad de convocatoria de otras épocas, algo que no sucedía desde hace décadas en Colombia, en donde un gobierno divide al movimiento sindical por querer atropellar su independencia.