Los neivanos cuando transitamos por las vías y andenes de la ciudad, nos encontramos con una gran cantidad de habitantes de la calle. Parecieran que fueran traídos de otras ciudades del país y los dejan en esta localidad. Son dantescos los dramas humanos que están viviendo estos seres humanos, que han sido olvidados por la sociedad moderna. El aumento del conflicto armado, desplazamiento forzado, la proliferación del microtráfico y la falta de oportunidades laborales, están generando una descomposición social al interior de las algunas familias colombianas. La incoherencia en la aplicación de los instrumentos de la política macroeconómica y la deficiente formulación de políticas públicas hacia los sectores sociales más vulnerables por parte del gobierno nacional, están generando una progresiva pauperización de las familias colombianas y, por ende, un aumento de la pobreza extrema que refleja este panorama social preocupante y se den los escenarios propicios para que se presente la mendicidad en las vías urbanas de las ciudades, que convierten en su hábitat permanente.
Desafortunadamente, el factor distorsionante que más complementa lo anterior, es el flagelo del desplazamiento forzado. El aumento del desbordamiento del orden público desde que asumió el actual gobierno ha provocado que este fenómeno social se esté incrementando en todas las ciudades del país. Producto de las alertas tempranas emitidas por la Defensoría del Pueblo, desde la alcaldía de Neiva y el Departamento del Huila, se han activado acciones con el fin de contener de la mano de la Policía y Ejército, el accionar de estas organizaciones delincuenciales que se encuentran diseminadas por la mayoría y que tienen bajo su control, a más del 30% de los municipios del país. Son dantescas las imágenes que presenciamos cuando transitamos por la capital del departamento y otras localidades huilenses.
Con esta presión narcoterrorista, muchas personas se ven obligadas a migrar hacia las ciudades y Neiva no es la excepción. Se ha convertido en un eje transversal de comunicación entre los departamentos del sur del país, como lo son: Putumayo, Caquetá, Cauca y todo el desplazamiento forzado registrado o no, llega a la ciudad. Eso obliga a las entidades a destinar recursos públicos para contrarrestar este flagelo social, pero que desafortunadamente los recursos disponibles, no alcanzan para atender a esta masiva presencia de habitantes en la calle. Así que paralelo a lo anterior, se están incrementando también los asentamientos humanos subnormales. En Neiva hay 160, de los cuales 18 son potencialmente legalizables, y 7 se encuentran en trámite de acuerdo con lo expresado por la Secretaría de Planeación Municipal. Pero siguen llegando más desplazados por culpa de esta violencia irracional. Muchos no logran cupos en éstos, los cuales se ven obligados a pernoctar en los andenes de la ciudad. Es la triste realidad que la sociedad neivana está observando diariamente.