María Corina Machado es un símbolo de resistencia y valentía en la lucha por la libertad y la democracia en Venezuela, donde los derechos fundamentales han sido sistemáticamente violados, se alza como una figura que inspira esperanza y determinación, con su carácter discreto, no agresivo, pero firme, la distingue en un escenario político saturado de demagogia y falsas promesas. Machado no es una política convencional, es una líder que encarna los principios de integridad y defensa de la soberanía popular, lo que la convierte en una voz poderosa y respetada tanto dentro como fuera de Venezuela. El reciente revés que sufrió el régimen de Nicolás Maduro en la Organización de los Estados Americanos (OEA) demuestra la creciente desconfianza internacional hacia el sistema electoral venezolano y su falta de transparencia. La solicitud unánime para que el gobierno venezolano muestre las actas de votación es un reflejo de la preocupación global por la democracia y los derechos humanos en el país. No se trata de ideologías políticas, sino de un principio universal: la protección de la libertad y la dignidad humana. En este contexto, María Corina representa la segunda liberación del pueblo venezolano, una liberación que se construye no con armas, sino con la fuerza de la palabra y la determinación cívica. A pesar de los múltiples obstáculos impuestos por el régimen para impedir su candidatura y movilización, incluyendo inhabilitaciones políticas, cierres de carreteras, hostigamiento a sus seguidores, y restricciones en su acceso a medios y publicidad, María Corina se mantuvo firme. Su capacidad para sobreponerse a estas adversidades demuestra su compromiso inquebrantable con la causa de la libertad. El pueblo venezolano, lejos de ser engañado por las maniobras del régimen, se ha alineado con su líder, reconociendo en ella la única esperanza real de cambio. Maduro, como la mayoría de los tiranos, encapsulado en su palacio, desconectado de la realidad, no comprende el poder de una población que anhela libertad. La figura de María Corina, en contraste, conectada con el pueblo, se alza como un faro de luz y esperanza para millones de venezolanos. La resistencia pacífica y la firmeza de María Corina son un recordatorio de que, incluso en las circunstancias más adversas, el espíritu humano puede prevalecer. Su ejemplo debe servir de inspiración para todas las naciones que valoran la libertad y la democracia, demostrando que los principios no se negocian, Hasta el fin y más allá, María Corina un ejemplo de coraje y determinación.