Por: Luís Alonso Colmenares Rodríguez
A partir de su larga carrera como congresista y activista político, que se remonta a más de 30 años, el presidente Petro se presentó a elecciones con una imagen de honestidad y coherencia ideológica; y desde su llegada al poder prometió un cambio radical en la forma de hacer política en Colombia.
Sin embargo, la realidad ha resultado muy diferente porque, a pesar de sus promesas de cambio, se observa que como presidente está haciendo exactamente lo mismo que criticó en el pasado cuando se desempeñaba como congresista, causando preocupación ante las inconsistencias que se ven en su comportamiento.
Y, específicamente, me refiero a la falta de coherencia entre sus acciones actuales y las palabras del pasado. ¿Entonces?
Por ejemplo, como bien lo sabe, el actual gobierno expidió recientemente un decreto de austeridad del gasto que busca reducir costos en la administración del Estado, pero al mismo tiempo estoy viendo que malgasta recursos en reuniones para dar a conocer los proyectos de ley que presentará al Congreso, lo cual no parece tener un impacto significativo en la gestión del país.
Es necesario predicar con el ejemplo y asegurarse de que todas las decisiones estén alineadas con los principios de austeridad y eficiencia.
En el pasado, el presidente Petro cuestionaba la forma en que se hacían los nombramientos diplomáticos con base en politiquería y nepotismo, sin embargo, ahora estamos viendo que el gobierno lo está haciendo igual, sin cumplir con los requisitos necesarios.
También fue un crítico implacable de la forma en que los gobiernos negociaban el trámite de las leyes en el Congreso a cambio de burocracia, pero ahora estamos viendo que el gobierno del cambio está haciendo exactamente lo mismo con los proyectos de reforma a la salud, pensión y trabajo.
Es importante que el presidente Petro sea coherente con lo mismo que predicaba cuando era congresista. Sus acciones deben estar alineadas con sus principios y valores para que sea un líder respetado y creíble, porque actuando de manera inconsistente erosiona la credibilidad y capacidad para liderar de manera eficiente al país.
Hay que llamar las cosas por su nombre. Resulta incomprensible ver cómo el presidente Petro, una vez que llegó al poder, olvidó sus convicciones ideológicas y su discurso de campaña. ¿Dónde quedaron sus promesas de austeridad y eficiencia en el uso de los recursos públicos? ¿Dónde está su compromiso con la transparencia y la justicia?
Por lo tanto, de manera respetuosa, a través de esta columna invito al presidente Petro para que revise sus acciones. Siempre es importante que un líder predique con el ejemplo y que le demuestre al pueblo que es posible liderar con integridad y coherencia como valores fundamentales de la sociedad. Un político no debe decir una cosa como candidato y hacer lo contrario una vez que llega al poder.
PUNTOAPARTE.
En el mismo sentido, es hora de hablar con claridad sobre la situación política en La Guajira y lo que ha pasado después de las elecciones, en las que la mayoría de la población votó de manera abrumadora a favor de Petro y el Pacto Histórico por un cambio real, pero que hasta el momento no hay ningún cambio significativo. Los niños se siguen muriendo por desnutrición, por ejemplo.
De tal manera que los resultados electorales del Pacto Histórico en La Guajira no han tenido ningún efecto real. Al sol de hoy nada ha cambiado y siguen las mismas costumbres políticas con las mismas personas.
Incluso, de acuerdo con los movimientos que se están dando, el éxito para las elecciones de octubre será de los candidatos que tienen rabo de paja, prontuario, expediente o conflictos de interés, porque al Pacto Histórico no se le ve aprovechando los resultados que obtuvo.
La gente de La Guajira quiere un cambio real y es hora de que los políticos y los líderes de la región trabajen para construir un futuro mejor para todos, y no para el bolsillo personal o entorno familiar de los corruptos.
¡Basta ya de promesas vacías y de seguir eligiendo a los mismos! Y como dijo el filósofo de La Junta: Se las dejo ahí…