Adonis Tupac Ramírez
Esta semana finalizamos esta crónica, aquí les dejo la tercera parte.
Cerrar los ojos, recordar lo vivido en la noche con diferentes emociones como si hubiese estado en una montaña rusa, sensaciones de vaga grandeza y sentimientos de frustración, dolor y fracaso por dos pacientes muertos en medio del quirófano, esos son los resultados de esta larga noche. Resultados que medimos en números, en estadísticas, olvidando nombres, historias de vida sujetas a cada paciente, familias y todo un universo que implica una sola vida.
Ahora mis confidentes son este viejo computador y mi pequeña hoja de jeroglíficos que inicio a descifrar para poder escribir todos los datos: nombre, edad, género, hora de inicio, hora de finalización, nombre del cirujano, primer ayudante, segundo ayudante, anestesiólogo, instrumentadora, auxiliar, hallazgos intraoperatorios y la descripción detallada de la cirugía. Trato de mantener la lucidez y claridad mental, ¿cómo lograrlo sin haber dormido? ¿Cómo puedo mantenerla con tantos sentimientos de frustración y vaga grandeza de esta jornada?
Qué difícil se hace la cabeza a esta hora, donde solo hay ganas de dormir, beber o tener sexo rápido, y que ganas tengo de sexo rápido para liberar toda esta tensión y frustración, para sentir el placer de tocar la piel de una mujer, sentir su aroma, deleitarme entre sus piernas (las largas y morenas piernas de mi novia que me encantan), para olvidar que aún tengo más de 15 horas de jornada. Solo quisiera el placer y después fumar en paz, descargar todo este agotamiento, tener una pila de batería extra y poder limpiar mi mente para afrontar el nuevo día.
Qué difícil continuar, pero ya pronto serán las 6 am y se inicia una nueva jornada laboral. ¿Dónde pararán estos sentimientos?, quizás en la nevera de la morgue, no hay tiempo para exteriorizar ni mucho menos para la debilidad.
Este espectáculo continúa… siguiente paciente.
Con esta crónica quiero hacer un reconocimiento para todos los y las colegas del personal sanitario (médicos, enfermeras, terapeutas) que durante su formación han tenido que superar la adversidad, el cansancio, el dolor, el maltrato para poder lograr los objetivos de ser profesionales capacitados y con responsabilidad.
Hoy después de más de 20 años de haber iniciado mi formación como cirujano general, afirmo mi compromiso de: formación continua académica, cultivar el humanismo y ser un líder para los futuros médicos en formación.
