Bajo la mirada inerme de la sociedad que se siente desamparada ante una arrogante ola de violencia criminal en nuestro territorio, las FARC, ELN, bandas criminales, delincuencia común, organizada, carteles de narcotráfico, “grupos armados residuales” o cuanta franquicia criminal rebuscada le quieran dar, el terrorismo lo ha hecho de nuevo, pues en este mundo tan des adaptado y frenético por cuenta de “”liderazgos “” mesiánicos, frente a la normalización de hechos inaceptables como, ideología de género, correr “un poquito” la línea ética, sumando al morbo y sensacionalismo de la era digital todo se puede esperar.
Es una lamentable realidad el pavor que genera en la población el hecho de denunciar algún acto criminal, pues pondría a las víctimas bajo la mira de los alevosos delincuentes o subversivos de turno, las autoridades se quieren hacer los de la vista gorda ante las incursiones subversivas en regiones apartadas donde los mismos terroristas armados suplantan la autoridad del estado, a las que se le suman actividades como brigadas de salud, construcción de viviendas, apertura de vías, entre otras, construyendo centros educativos como sucedió en San Vicente del Caguán, dotando puestos de salud con elementos para su subsistencia básica y hasta entregando ambulancias para el servicio de la comunidad en el Tambo Cauca o entregando kits escolares y regalos de Navidad como ha venido sucediendo en regiones apartadas del departamento.
La verdad no creo que nada se mueva sin el consentimiento del Estado Mayor Central (EMC) con el Frente Ismael Ruiz (en límites con Cauca); Iván Díaz y Rodrigo Cadete (en límites con Caquetá), y Darío Gutiérrez (hacia el norte y en límites con Tolima) y para colmo de males, La segunda Marquetalia, en una lucha por el control territorial del Huila.
Se deben visibilizar de nuevo los casos de reclutamiento forzado de menores, des engavetar las alertas tempranas que existen al respecto, no es un tema menor y lo más grave es que nadie habla de esto, pues las autoridades castrenses solo hablan lo que los gobernantes regionales quieren escuchar, “no pasa nada” por eso soy enemigo de los concejos de seguridad, porque a decir verdad no se desnuda la problemática como debe ser, se debe entender el orden jerárquico y piramidal de la Fuerza Pública, la subordinación y respeto a su Comandante supremo y la lógica mordaza que existe para abordar el tema.
No se puede salir con tranquilidad a Neiva, ya no se puede transitar por las vías del departamento como antes, por el temor a un secuestro, a una extorsión, al raponeo de sus pertenencias y si no cuenta con la suerte necesaria coincidir con la intimidación de estos grupos al mejor estilo de la guerra de los carteles de Medellín y Cali, en donde empleaban explosivos en una muestra de poder. Ya contamos con la mala suerte de esta modalidad terrorista, pues no es de menor valor los atentados contra reconocidas marcas comerciales, 8 en lo que va del año (Yamaha, Toyota, su chance, entre otros) con artefactos explosivos, no más política en la seguridad, esta se debe manejar por expertos y entre ellos, los veteranos de la Fuerza Pública (EJC, ARC, FAC, PONAL) para así abordar el tema de la seguridad multidimensional. ¡Palabra de espartano!
