Por: Jaime Felipe LozadaNo se me ocurre un delito o un crimen que estremezca más a la sociedad que el abuso sexual y el asesinato de un menor. En días pasados, Colombia conoció el aberrante caso de Sofía Delgado, una menor de doce años abusada y descuartizada en el Valle del Cauca, por un criminal que, además, es reincidente. Así mismo, hace tan solo unas horas -al momento de escribir esta columna- en el Departamento de Cundinamarca, una criatura de tan solo tres años de edad, de nombre Alexis Delgado, fue brutalmente asesinado por el compañero de su tía. Son crímenes que laceran y duelen profundamente, especialmente a quienes somos padres y tenemos la fortuna de contar con hijos pequeños y conocer, día a día, su inocencia y pureza. Ahora bien, estos crímenes también deben hacernos reflexionar como sociedad y preguntarnos qué estamos haciendo para proteger a nuestros niños de las fauces de los pedófilos y depredadores sexuales, ya que la reincidencia en esta clase de delitos es alarmante.Yo creo sinceramente que en el país debemos endurecer las penas para aquellos que atenten contra la integridad de cualquier menor. Es más, considero que debemos aplicar la cadena perpetua para este tipo de delitos; no podemos seguir normalizando la impunidad y seguir convirtiendo en paisaje los crímenes de estos monstruos.Por esto, me parece inadmisible, bajo todo punto de vista, que en la reforma a la justicia promovida por el Gobierno Nacional y avalada por la Fiscalía General de la Nación y la Corte Suprema de Justicia exista un artículo, el séptimo, que abre la puerta a rebajas de penas para quienes cometan delitos como secuestro, homicidio y abuso sexual contra los menores de edad, en el cual se propone una rebaja de hasta el 50% para esos miserables, desconociendo que los derechos de los niños están por encima de cualquier derecho. Hágame el favor, ¡qué desastre! ¿Cuántos niños más deben ser asesinados para que reaccionemos como sociedad? ¿Seguiremos lamentándonos y haciendo campañas en redes sociales y en medios de comunicación, rasgándonos las vestiduras para que se proteja a nuestros infantes? O mejor empecemos a convertirnos en un país serio y enviemos un mensaje claro a estos depredadores: si se atreven a tocar a un niño, no existirá contemplación o resocialización alguna, sino que les caerá todo el peso de la ley y se pudrirán en la cárcel.Ya es hora de que dejemos de romantizar a quienes delinquen en todos los ámbitos de la sociedad. Ese es uno de los mayores problemas que tenemos como país y una de las razones que nos tienen con las cifras de inseguridad y de delitos creciendo de manera exponencial y alarmante. Colombia necesita con urgencia autoridad, ley y orden, y debemos empezar a ejercer estos tres pilares democráticos con las bestias que atentan contra el futuro de nuestra nación: los niños.