Por: Álvaro Hernando Cardona González
Decíamos la semana pasada, que aunque apoyamos las iniciales razones de protesta, estas se desbordaron. Afortunadamente ahora parece que quienes las organizan, al fin, entendieron que hicieron más daño a sí mismos y cambiarán la estrategia.
Innegable que quienes protestaban violentamente, no quieren mejorar el estado de cosas existentes (muchas evidentemente negativas). Allí la mayor inconsistencia: si se busca el bien común, no se hace daño ni a la vida, ni a los bienes ajenos.
Con este tipo de protesta, afloraron otras inconsistencias en quienes estimulan y las apoyan. 4. Critican al Gobierno Nacional de ser enemigo de la paz, pero es evidente que el orden público está alterado por ellos, con los daños, las amenazas a servidores públicos y periodistas (como vimos en videos del día que tumbaron la estatua de Misael Pastrana quien impulsó el voto a los 18 años, en el parque Santander de Neiva), o el impedimento para que los demás se movilicen. 5. Han dicho que protestan violentamente porque hay necesidad de garantizar la buena educación y la salud. En cuanto la primera, suceden cosas que todos rechazamos en nuestras universidades públicas, ya que en sus órganos de decisión hay representantes de los estudiantes, hay colegios públicos que tienen más presupuesto que unos privados, pero la educación es mejor en los últimos y es preferida por los padres de familia para sus hijos. ¿Y la salud? Basta mencionar que recientemente en este diario el presidente de la Confederación Nacional del Trabajo reconoció que “…no debemos arriesgar más vidas de los jóvenes que son quienes han puesto una cuota de sangre muy importante…” (junio 10 de 2021, p. 13) amén de que las aglomeraciones son también innegable causa del aumento de enfermos y muertes por Covid-19. La misma CIDH fijó exigentes protocolos para garantizar su y la bioseguridad durante el recibo de denuncias y se abstuvo, por las mismas razones, de estar durante protestas. 6. Protestan por la diversidad, pero La Silla Vacía hizo un análisis que demuestra que el Comité Nacional del Paro está conformado así: 70% por directores sindicales, sólo un indígena, tres estudiantes, dos mujeres y un representante de las organizaciones campesinas. Y, por ejemplo, ¿los pensionados? (¿los dejaron por fuera porque esto era sólo de jóvenes? ¿los LGTBI? ¿Los demás no somos ciudadanos o afectados por las malas prácticas de los gobiernos?).
Incoherente que quienes dicen hacerlo por la vida, no rechazan los bloqueos que violan los derechos de los demás a disentir, a movilizarse, a ir a centros de salud (ver también la cita de junio 10). La vida implica libertad. Libertad para escoger si se apoya o no una protesta, una idea o un gobierno. E implica respeto mutuo.
